La lectura genera un lazo muy particular entre el lector y sus obras predilectas. Por eso, los científicos se interesan cada vez más en reflejar los beneficios que la literatura genera en el cerebro y, cómo la ficción -particularmente- puede mejorar la salud mental de las personas.

 

Mediante un estudio científico, investigadores de la New School for Social Research pudieron establecer un vínculo entre la Teoría de la Mente -habilidad de una persona para tener noción de lo que está pensando otra y la lectura de un capítulo de ficción literaria. Y luego, otro feupo, halló una conexión entre la misma teoría y la relación particular con la lectura que cada individuo haya podido adquirir durante toda su vida.

 

Los experimentos, de todas maneras, no son definitivos ni significan causa-efecto. María Eugenia Panero, de la Boston College explicó las dificultades para saber "si leer ficción literaria aumenta la Teoría de la Mente, o si las personas que naturalmente poseen un alto nivel de esta habilidad se sienten atraídas por este tipo de lectura". Es posible, también, que la empatía y el interés en la lectura sean vinculantes. Saber lo que piensa o siente otra persona es un factor clave para construir relaciones sociales exitosas.

 

Y aunque leer sea una actividad que generalmente se hace solo, puede ayudar a mejorar la vida social. "Los grandes lectores -aquellos que leen más de 18 libros por año- alardean de sus libros en público o los muestran en estantes como una manera de comunicar una característica de sí mismos para formar su identidad y expresarse", reveló otro estudio reciente de la Universidad de Münster, en Alemania.

 

En la School of Life de Londres, en Inglaterra, un grupo de biblioterapeutas busca que las personas usen la ficción para modificar sus vidas. La biblioterapia emplea la lectura de diferentes obras literarias "para curar los males de la vida". Los especialistas avisaron que ni "la novela más grandiosa de la historia" podría curar la depresión diagnosticada por un médico, aunque sí aliviar ciertas "crisis temporales" relacionados al estrés de la rutina diaria o a la tristeza en momentos de dolor.