Milagros Figueroa y Sunko Eyquem tienen 18 años y protagonizan una historia de esfuerzo y superación personal pocas veces vista. Tienen síndrome de Down y son compañeros en el Bachillerato José Manuel Estrada, en Chimbas, donde este año lograron formar parte del Cuerpo de Bandera. Son segundo y tercera escolta y no sólo por tener mejores promedios, sino también por su buen comportamiento, asistencia a clase y buena convivencia con el resto de sus compañeros.
Ambos sueñan con seguir estudiando cuando egresen del secundario.
Ninguno puede disimular su alegría y orgullo, sobre todo cuando cada persona que pasa a su lado los felicita por el logro obtenido.
Un logro que fue el resultado del trabajo en conjunto de toda la comunidad educativa de esta institución para llevar adelante la inclusión de estos dos alumnos que sueñan seguir estudiando luego de egresar del secundario.
Milagros se destacó en francés y en biología, pero no simpatiza mucho con la docencia. Ella quiere ser fotógrafa profesional. "Me gusta estudiar y no me cuesta. Más me costó levantarme temprano todos los días para venir a la escuela que hacer las tareas. Estoy feliz de ser escolta porque le di una gran alegría a mi familia", dijo Milagros.
Sunko también tiene decidido su futuro profesional. Va a estudiar profesor de Teatro porque quiere ser actor. Aunque tiene otras opciones en mente por las dudas. "Practico rugby. Además, este año participé en los Juegos Evita en lanzamiento de bala y atletismo. Así que también puedo ser deportista", dijo el alumno.
Quienes no pudieron ocultar la emoción fueron los padres de estos estudiantes, que muchas veces estuvieron tentados en bajar los brazos y retirar a sus hijos de la escuela. "Muchas veces tuvimos ganas de abandonar todo por diferentes circunstancias, pero cada vez que flaqueamos, contamos con el apoyo y asistencia del equipo terapéutico de la Escuela Aleluya, desde donde derivaron a los chicos a una escuela común y les brindaron el servicio de un profesor referente para que los acompañe en el proceso de integración. También, de las autoridades y docentes del Bachillerato que nos abrieron las puertas de la institución y de su corazón", dijo Patricia Cuello, mamá de Sunko.
Por su parte, Nélida Olivera, mamá de Milagros, sostuvo que le parece increíble que su hija sea escolta y esté a un año de terminar el secundario. Dijo que todo es mérito de la alumna que nunca bajó los brazos ante las dificultades. "Cuando Mili comenzó a cursar el primer grado en una escuela común, la maestra me dijo si no había probado con mandarla a alguna institución donde le enseñaran a hacer dulces. Me encantaría que esta docente viera hasta dónde logró llegar mi hija", sostuvo.