El término "Ni-Ni" -que en realidad debería ser "No-Ni"-, se refiere a jóvenes que no estudian ni trabajan. Se utilizó por primera vez en Inglaterra en 1999, y su traducción del inglés -neet: not in education, employment or trainings- es "no en la educación, el empleo o la formación". Luego se extendió a muchos otros países arrancando en España para los países de habla hispana como los "Ni-Ni".
Es un tema amplio, complejo, que en nuestro país abarca tanto a la clase media (17% -jóvenes que tienen recursos económicos, pero que no quieren estudiar ni trabajar-, como a hogares de escasos recursos económicos (38%) con las mismas características.
Es decir, a veces simplemente no quieren, hay un rechazo a estudiar y trabajar. Así es como se produce una situación inesperada: algunas empresas necesitan mano de obra calificada o medianamente calificada y no la encuentran.
En Argentina se estima en un 25% (1.500.000) la cantidad de jóvenes de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan ni se forman para trabajar. Pero sucede algo peor: el 54% no tiene proyectos de vida, no tiene ambiciones por las cuales vivir, no perciben un futuro. En cuanto a los universitarios, sólo el 40% tiene una actividad acorde con sus estudios, que es motivo de desaliento para superarse, ya que ese porcentaje indica subocupación, es decir, profesionales que están calificados para trabajar en un nivel muy superior al que tienen.
No todos los casos son iguales. Al contrario, hay un rango extremadamente amplio de situaciones personales, que es tema de psicólogos y sociólogos.
Lo grave es que no es solo un fenómeno argentino. Es mundial. Es por eso que el psicólogo Alejandro Schujman ha escrito un libro titulado "La generación nini".
Increíble. ¿Toda una generación? ¿Ese millón y medio de jóvenes "ni-ni" argentinos en edad activa es el futuro del país? ¿Y qué sucederá en el resto del mundo? Es imposible predecirlo, como en tantas otras circunstancias actuales.
Dice Frankl:"La primera fuerza motivante de una persona es la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida"
Otro punto crucial, que incluye a los "ni-ni", pero que va más de ellos es el "sentido de la vida".
Friedrich Nietzsche y Víktor Frankl vinculan estrechamente el porqué con el cómo. Si encontramos el porqué de nuestra vida, por grande que sea el sufrimiento que experimentemos, si aportamos imaginación y esfuerzo de nuestra parte podremos encontrar el cómo superarlo y tener un lugar en el mundo y una existencia digna, que valga la pena de ser vivida. Para ello hace falta "voluntad de sentido". Por eso dice Frankl: "La primera fuerza motivante de una persona es la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida".
Hay un tercer tema, y en él se fundamenta él sentido de la vida": los valores personales. Es así. Nuestro proyecto de vida se logrará según la jerarquía de valores que nos establezcamos.
Ortega y Gasset los clasifica por extremos, tales como sagrado-profano; bello-feo; bueno-malo; fuerte-débil; capaz-incapaz. Son muy ciertos. Sin embargo, con todo respeto me permito señalar que entre el blanco y el negro hay grises, matices dignos de ser tenidos en cuenta.
Esos valores pueden ser positivos o negativos. Si en una sociedad prevalecen los positivos habrá personas probas, responsables, honestas, solidarias. Si son negativos, los resultados serán opuestos.
Estoy seguro de que la mayoría de los argentinos anhelamos que nuestro país figure entre los primeros.
Por David Schabelman
Arquitecto. (UN Cuyo). Diplomado en Conducción Empresarial. (U. Belgrano)
