Ante la posibilidad de que los reductores viales de velocidad sigan siendo la opción para lograr que los conductores desaceleren y sigan proliferando, los expertos consultados para esta nota sostuvieron que deben elegirse los elementos ’menos agresivos y peligrosos’ para instalar en la ciudad. En primer lugar posicionaron los pasos peatonales como la mejor alternativa por su estructura y doble beneficio.
Dijeron que por su dimensión se pueden detectar desde lejos y que su forma elevada, pero con pendientes suaves, no genera malestar en el conductor ni daños al vehículo.
Además, al estar en el mismo nivel de las veredas de ambos lados de la calle, permite que los peatones lo crucen con comodidad sobre todo las personas en sillas de ruedas, los adultos mayores que usan bastones o andadores, las personas que llevan el carro para las compras y los papás que transportan a sus bebés en changuitos.
El segundo modelo menos agresivo, según dijeron los entendidos, son las bandas sonoras que producen un efecto ’despertador’ en el conductor. Se trata de franjas con cierto espesor y que generan una vibración táctil y audible. Abarcan el ancho de la calzada y con una distancia más corta entre sí cuando se aproximan al cruce peligroso, aumentado el efecto que provocan.
El tercero menos agresivo es el reductor conocido como lomo de burro circular que es una estructura prefabricada que tiene poco ancho y elevación, con pendientes suaves que no provocan que el vehículo salte al atravesarlo.
En tanto que los demás tipos de reductores fueron considerados de alto riesgo por los especialistas. Son los lomos de burro in situ y sin señalizar, las tortuguitas, los lomos de burro macizos y los pianitos. Dijeron que estos últimos son en realidad separadores de carriles que se colocan a lo largo de una calzada para separar ambos sentidos de la misma. Y que es un error usarlos como reductores, ya que por su estructura hace que las cubiertas del vehículo resbalen.