
Hoy con la modernidad, los íconos tienen una gran difusión virtual para mostrar figuras emblemáticas que representan o definen características de un ámbito determinado. Quizás por esta razón, para hacer conocer mejor a la provincia, nuestras autoridades, a lo largo de los años, escogieron una serie de íconos para caracterizarla. Algunos exhibían bellezas naturales como Ischigualasto o nuestros hermosos valles cordilleranos. Otros tienen carácter histórico como la Casa de Sarmiento o el Cruce de Los Andes y otros mostraban obras de arquitectura "icónicas” como el Auditorio o el Campanil de la Catedral. Como complemento a las muestras gráficas de esta selección de principales íconos, se mencionaba también a nuestras impecables veredas, la cuidada arboleda de las calles y tantas otras particularidades que hacían de San Juan una provincia que, además de atraer al turismo, daba muestras de la pulcritud de sus habitantes para mantener un hábitat digno de ser mostrado.
Las sombras
En los últimos años importantes nuevas obras como el el Estadio del Bicentenario y el Teatro del mismo nombre, diques, autódromos, etc. que son presentadas también como íconos nuestros, quedan ensombrecidos. Todo por una lamentable cantidad de horribles detalles que se podrían definir como los "nuevos iconos”. En ellos, la desidia, incultura y mal gusto, también se muestran toscamente a nuestros visitantes. Lo peor es que a través de estos deslucidos ejemplos, les enseñamos a nuestros hijos y nietos que saber valorar lo que es estético, no es importante para su formación intelectual. Además de las nauseabundas emanaciones de los respiraderos cloacales y de las desastrosas y peligrosas veredas, muchos son los ejemplos que se pueden mencionar, imposibles de ocultar y que deberían avergonzarnos de haber convivido con ellos por tantos años. Hasta pareciera ser que tienen raíces típicamente sanjuaninas. Estos malos ejemplos los podemos ver a diario, hasta hay algunos que se difundieron mundialmente a través de imágenes oficiales publicadas por internet.
En detalle
Uno de los ejemplos está frente a la Catedral. Allí hay dos columnas de alumbrado donde la maraña de cables que sostienen es expuesta sin piedad en primer plano cuando se quiere mostrar en fotos a nuestro hermoso campanil. A pesar de que no todos los cuadrantes marcan la misma hora, miles de imágenes circulan por el planeta. Por curiosidad siguiendo las líneas por calle Mendoza y luego por Nueve de Julio, Av. Alem, Libertador, Rioja y Córdoba entre otras calles céntricas, podemos sorprendernos al ver cómo cientos de columnas que estéticamente fueron diseñadas para sostener farolas de alumbrado público, fueron atacadas por desaprensivos que solo muestran el abuso que hacen empresas de distribución eléctrica, telefonía, video y no se sabe cuales otras más. Con solo observar esta maraña de cables colgados, se siente la triste impresión de que se ha ofendido a la estética urbana que otrora enorgullecía a nuestra provincia. Durero afirmaba que la satisfacción más apreciada era aquella que percibimos por el sentido de la vista.
La idiosincrasia
Desde Alemania, Bauhaus, con su centenario movimiento moderno y progresista, enseñó a arquitectos y urbanistas de todo el mundo cómo armonizar los adelantos tecnológicos con el buen gusto y la funcionalidad. Por ejemplo muchas luminarias fueron diseñadas para cumplir con esas sugerencias. En San Juan no logramos comprender por qué, miles de farolas de moderno diseño y potentes leds, después de la primavera no alumbran eficientemente las calles, sino la copa y ramas de los árboles por la falta de una poda adecuada. Otras que brillan magníficamente varias rutas alternativas para ir al imponente predio de la Fiesta del Sol, nos muestran también de noche las banquinas desastrosas de la zona, además de la basura que transportan las acequias que fueron diseñadas para llevar agua que da vida y no colectores de desechos contaminantes que obstruyen pasantes. Hasta el Canal Benavides se ha transformado desde hace años como un importante colector hidráulico de materiales de desecho.
Con esta rica información se logra evaluar finalmente, el grado de madurez alcanzado por un pueblo.
Imagen de un pueblo
Si se vincula la sensación estética de las obras públicas visibles con la cultura, notaremos que en todas las ciudades queda expuesta claramente la idiosincrasia de su gente. Se puede deducir cómo es la vida pública y privada, y también su nivel de educación.
Por Juan C. González Aubone
Ingeniero
