La llegada de las vacunas a la Argentina, un proceso que viene demorado y debería comenzar a masificarse en el mes de marzo, esconde un trabajo de logística muy poco visible pero a la vez determinante para el desarrollo de la campaña de vacunación. Infobae entrevistó a pilotos, expertos en carga, y responsables de logística para conocer el paso a paso de los cuatro viajes a Moscú y los preparativos que se hicieron en el aeropuerto de Ezeiza ante la llegada inminente de otras vacunas.

Cada viaje al aeropuerto Internacional de Sheremetievo, en Moscú, arranca a partir de un llamado telefónico del Fondo de inversión de Rusia (RDIF es su sigla en inglés), que tiene contacto permanente con funcionarios del Ministerio de Salud y con la asesora presidencial Cecilia Nicolini. Recién a partir de ese momento se pone en marcha la preparación del vuelo.

Segundo paso: Aerolíneas Argentinas se pone en contacto con los representantes locales de DHL, la empresa que se encarga del transporte por tierra en Rusia, desde la fábrica hasta el aeropuerto de Moscú. “Ellos nos mandan algunos datos provisorios como los kilos bruto y los kilos aforados (peso volumétrico), pero la guía de vuelo nunca dice la cantidad de dosis”, explica un responsable de carga de Aerolíneas. Al mismo tiempo, comienza la selección de la tripulación, un proceso que generó algunas rispideces con los gremios.

En los últimos vuelos, viajaron unos diez pilotos, repartidos en dos grupos de cuatro, a los que se suman dos refuerzos. “Son vuelos especiales porque la mayoría de nosotros nunca voló a Rusia. Hay una responsabilidad diferente con la vacunas, al igual que ocurrió con los vuelos a China para traer insumos, no puede haber ninguna falla”, explicó a Infobae Pedro Javier Parrado, que participó del segundo vuelo a Moscú.

El avión pasa por Madrid, Francia, Alemania y atraviesa el norte de Europa. En promedio, son unas 16 horas hasta llegar a Moscú, la ruta sin escalas más larga que realizó la aerolínea de bandera. El antecedente más cercano se remonta a 2015, durante un viaje oficial de la ex presidenta Cristina Kirchner a Rusia, aunque en ese caso se utilizó un A340, que ya no está en funciones. Ahora se utilizan los A330-200.

Durante el vuelo, los pilotos tienen contacto telefónico permanente con una base ubicada en Roma, que a su vez coordina el movimiento de las vacunas en tierra. Antes de despegar, todos los pilotos reciben un documento con los procedimientos especiales que requiere el vuelo y el aterrizaje en Sheremetievo.

“Fue un viaje sin problemas, hasta tuvimos suerte porque esquivamos una nevada importante. Cuando llegamos a Moscú, aprovechamos para descansar mientras se realizaba todo el proceso de carga que duró unas cinco horas. Nosotros no nos bajamos del avión”, contó Parrado.

En una operación tan extensa, algunos de los pilotos también aprovechan para descansar durante el vuelo. Los A330-200 tienen dos camas disponibles atrás de la cabina y una zona de descanso especial, pero en estos vuelos especiales los pilotos se dan el gusto de viajar en la fila de cuatro asientos, con todo el avión a su disposición.

Luego de algunos desaciertos en la comunicación oficial, ahora el aviso oficial de cada vuelo a Moscú se realiza a través de las redes sociales del presidente de Aerolíneas, Pablo Ceriani. Un llamado desde Casa Rosada activa la cadena de tuits.

Luego de la postergación del tercer vuelo, que iba a traer 600 mil dosis y al final vino con apenas 220 mil, el Gobierno ya no informa sobre la cantidad de dosis hasta que el avión aterriza en Ezeiza.

Argentina recibió hasta ahora apenas 1.220.000 de dosis de la Sputnik V (300 mi, 300 mil, 220 mil y 440 mil), muy lejos de los anuncios iniciales. El contrato firmado entre el Gobierno y el Fondo ruso estipulaba un total de 4 millones de la primera dosis y 1 millón de la segunda durante enero. Además, en febrero deberían llegar otros 15 millones de dosis (6 millones de la primera dosis y 4 de la segunda).

A las demoras en la producción, se suman las complicaciones en el embalaje. “Las vacunas están siendo embaladas en cajas Thermobox que mantienen la temperatura a 18 grados bajo cero, pero el gran problema es que no son todas las cajas iguales. En el primer vuelo fueron 56, en el segundo 42… Según la cantidad y el tamaño de las cajas, se organiza la carga en la bodega”, explicó un responsable del área de Cargas de Aerolíneas. Y agregó: “Hasta ahora usamos embalajes pasivos, la idea es generar embalajes activos (generan frío) y poder aumentar la capacidad de carga”.

Esto ocurre porque las vacunas provienen de distintas fábricas dentro de Rusia. Para el primer vuelo, a fines de diciembre, el cargamento llegó por tierra desde San Petesburgo, a más de 700 kilómetros del aeropuerto. En los viajes restantes, las vacunas llegaron desde fábricas ubicadas en las afueras de Moscú, según cuentan en Aerolíneas.

El viaje por tierra siempre está sincronizado con la salida del vuelo desde Buenos Aires. Es un trabajo de coordinación entre decenas de personas para que las vacunas no pierdan frío. Al llegar al aeropuerto de Moscú, las cajas son acondicionadas en los pallets, con unas redes especiales. “Tenemos una ventana de 60 horas aproximadas desde que salen de la fábrica. Ese lapso también depende de la temperatura ambiente. En la bodega del avión vienen a 5 o 10 grados, lo que extiende el tiempo de frío”, explicó a este medio uno de los máximos responsables de todo el proceso.

Los expertos en logística siguen probando distintas variantes para intentar trasladar hasta 1 millón de dosis en cada avión de Aerolíneas, aunque las cifras son dinámicas. En el último vuelo que aterrizó el viernes, llegaron 400 mil dosis, el mayor cargamento transportado hasta ahora. Parte de la carga vino en la cabina, donde se quitaron varios de los asientos para tener más espacio. “Los paquetes se ingresan a mano por un pasillo de apenas 60 cm, es un procedimiento que lleva tiempo pero de esta manera aumentamos la capacidad”, explicaron desde Aerolíneas.

En Ezeiza, hasta ahora se repitió el mismo mecanismo: los camiones refrigerados de Andreani y el Correo Argentina ingresan a la pista y cargan las cajas para llevarlas hasta los centros de distribución. Igualmente, se armó un dispositivo especial, con seis contenedores refrigerados, que permiten almacenar hasta 120 palets en total a una temperatura de 20 grados bajo cero. “Esto permitiría guardar ese tipo de vacunas si se rompe un camión o tienen que esperar a otro avión para mandarlas al interior”, explicó un responsable de TCA, la unidad de logística de Aeropuertos Argentina 2000.

Para las vacunas de Pzifer o Moderna, que necesitan un refrigeración especial, se dispusieron dos contenedores de hielo seco por cualquier eventualidad. En el caso de la vacuna de AstraZeneca, el aeropuerto de Ezeiza ya contaba con una cámara con capacidad para 800 palets, donde se almacenaban las vacunas antes de la pandemia. “Durante los últimos seis meses tuvimos que aprender y nos preparamos para todos los escenarios. En algún momento va a llegar mayor cantidad de vacunas, tenemos que tener el menú de opciones lo más abierto posible”, dicen en TCA.

Unas de las novedades de la pandemia son dos heladeras gigantes que permiten trasladar las vacunas a una temperatura controlada. Los técnicos las conocen como las “dollys”. Fueron desarrolladas junto a Intercargo y son una novedad en América Latina.

Con esas heladeras gigantes, se trasladaron por la pista de Ezeiza las 20 mil dosis para Bolivia que llegaron en el tercer avión de Aerolíneas. También se utilizaron en los vuelos a México para trasladar el principio activo fabricado en el laboratorio mAbxience para la vacuna de Oxford-AstraZeneca. Ya habría un total de 12,4 millones de vacunas creadas a partir de la materia prima fabricada en la Argentina.

Esta semana llegarán al país 580 mil dosis de la vacuna Covishield de AstraZeneca-Oxford, aunque vendrán en un avión de Qatar Airways. En Aerolíneas ya se preparan para los próximos vuelos a Rusia, aunque no se descartan viajes a la India y a China en el corto plazo.

 

Fuente: INFOBAE