Una postal. El motociclista trata de evitar a un grupo de llamas, animal típico del norte argentino. Hoy partirán desde Salta hasta la localidad de Belén, en Catamarca.

 

El Dakar 2018 enfila desde hoy en el infernal calor del Noroeste de la Argentina su recta final, último acto de este rally, convertido en una prueba de supervivencia, en el que más de cien participantes ya han abandonado ante la dureza de la carrera.

En esta particular selección, el Dakar escogerá a sus campeones en sus últimas cinco etapas por territorio argentino, una selección en la que no triunfará el más rápido, sino el que cometa menos errores, sea más resistente y sepa orientarse mejor en la ruta.

Sobre esas cualidades se confrontarán los más de 200 vehículos que han llegado a esta instancia final, las más decisiva de todas.

Desde que el sábado 6 partieron de Lima 337 vehículos, un tercio de los participantes se quedaron por el camino, en alguno de los más de 5.000 kilómetros recorridos hasta ahora.

Primero fueron el polvo, la arena y las dunas del desierto de Perú los que comenzaron a hacer una primera selección, en cuyas trampas cayeron ilustres y experimentados pilotos como el español Joan “Nani” Roma y el estadounidense Bryce Menzies (Mini), en coches; y el británico Sam Sunderland (KTM), en motos; por sendos accidentes.

En esos primeros días también quedó descartado el francés Cyril Despres (Peugeot), con un accidente que le dejó sin opciones de triunfo, aunque pudo reparar su auto a tiempo y de momento sigue en carrera.

Luego fue el barro, el frío y la altura de Bolivia donde siguió la criba de este Dakar, al que ya muchos califican como el más duro de los diez celebrados hasta ahora en Sudamérica, debido a la complejidad de sus recorridos, las temperaturas extremas y los terrenos casi impracticables.

Los caminos enfangados del altiplano boliviano dieron un serio revés al francés Stéphane Peterhansel (Peugeot), vencedor de las dos últimas ediciones y el piloto más laureado de la historia del Dakar, con trece triunfos, seis en moto y siete en coche.

Peterhansel perdió casi buena parte de sus posibilidades de ganar su tercer Dakar consecutivo al chocar contra una roca oculta entre la vegetación y romper su rueda trasera izquierda, cuya reparación le llevó a perder cerca dos horas y dejar la carrera en manos del español Carlos Sainz (Peugeot).

Sobre los mismos caminos cubiertos de barro y repletos de charcos, en puntos que llegaban casi a los 5.000 metros de altitud, no le aguantaron las fuerzas a motociclistas que figuraban en las quinielas para ganar el Dakar, como el argentino Franco Caimi (Yamaha) o los franceses Xavier De Soultrait (Yamaha) y Michael Metge (Honda).

Aunque el español Joan Barreda (Honda) continuó en carrera, el paso por el altiplano boliviano lo dejó muy maltrecho, con una rodilla lesionada en una fuerte caída que le produce dolor a la hora de pilotar.

Ahora será la caldera desértica de Fiambalá y Catamarca, en Argentina, sus dunas y sus laberintos de ríos secos los que harán una última selección entre los pilotos que todavía continúan en carrera.

Además, la etapa de Fiambalá será en modo “maratón” para las motos y quads, lo que la hará doblemente dura, pues durante todo el día no podrán recibir ningún de asistencia o ayuda mecánica, a menos que sea de otro competidor.

Con una sucesión tan amplia de grandes dificultades superadas, los que se suban al podio en Córdoba (Argentina) no sólo se sentirán campeones, sino supervivientes de toda una odisea por el continente sudamericano.