Siguen saliendo a la misma hora y se ponen el uniforme como todos los días. Sin embargo, no salen con la energía habitual y vuelven a sus casas con miedos. Ellos son los trabajadores que fueron exceptuados de la cuarentena y que son indispensables para que la provincia funcione. Recolectores de residuos, cajeros, colectiveros, canillitas y policías son personas que tienen la obligación de no quedarse en sus casas y que viven entre la angustia y el orgullo de sentir que son fundamentales y que deben estar al pie del cañón. No fue posible ubicar a un médico, ya que dijeron que Salud Pública no los dejaba hablar por cuestiones de seguridad.
Cajera, con protección

"Yo vengo a trabajar en colectivo y es un lío. Hay veces que llego bien y otras veces unos minutos tarde y se me complica, pero hay que seguir", dijo Marcela Delgado, que es cajera del Rincón de Napoli y que no pudo disimular la bronca cuando contó que hay gente que sale se sus casas a comprar un chocolate, porque le dio ganas de comer algo dulce. "Me encantaría poder hacer la cuarentena y no salir de mi casa, pero mi trabajo es así. Hay personas que no entienden que si se quedan en casa se cuidan ellos y nos cuidan a los que estamos trabajando", agregó y dijo que ellos tienen horarios de corrido, llevan la mercadería a domicilio y hasta van con los posnet para cobrar con tarjetas, pero que igual hay mucha gente que prefiere ir personalmente a hacer las compras. Por otro lado, en cuanto las precauciones, dijo que tienen máscaras para atender al público y que cuando llega a su vivienda no saluda a su hija hasta que no se saca la ropa y se ducha. Es que, al igual que otros trabajadores, dijo tener miedo.
Un chofer en alerta

Circulan por las calles diariamente para trasladar a muchas personas que deben asistir a sus puestos de trabajo y no tienen en qué. Esto, los hace indispensable. David Reyes es colectivero de la empresa La Positiva y dijo que ama su trabajo y que siempre lo hace con mucha alegría, pero admitió que ahora siente un poco de miedo. Sobre todo, cuando ve que hay personas que no respetan la cuarentena. "En el centro me paró la Policía y empezaron a pedir papeles. Dos hombres le dijeron que iban a hacer compras a un supermercado del centro y les dijeron que se bajaran porque ellos tenían dónde comprar cerca de sus casas", comentó y dijo que la situación le pareció extraña pero a la vez lo alivió porque es lo que corresponde. Sobre cuál es su mayor miedo es que la pandemia sea más grave. "Nosotros estamos transportando gente y no sabemos cómo se cuida", agregó y dijo que en el colectivo llevan alcohol en gel, jabón y pusieron cintas para que la gente no se siente en los primeros asientos, para mantener la distancia.
Canillita por amor y necesidad

Alejandro Zárate tiene 49 años y desde los 18 que trabaja como canillita. Si bien admitió que hay días que sale con más miedo que otros dijo que sigue con su trabajo porque es fundamental que la gente se informe. "En las mañanas tiro los diarios y en las siestas salgo a cornetear -ofrece revistas de interés general o crucigramas- por los barrios", dijo y agregó que le da bronca ver que muchos no cumplen con la cuarentena. "A mí me pararon varias veces, pero tenemos permiso. Sin embargo me indigna ver que los que tienen que hacer cuarentena muchas veces la violan. Yo salgo a trabajar por necesidad, también", dijo y comentó que como medida preventiva comenzó a dejar los diarios envueltos en bolsas para evitar tener contacto con el papel. Además dijo que lleva en su bolso mucho alcohol en gel para limpiarse las manos la mayor cantidad de veces posibles. "Nuestro trabajo es complicado, ahora estamos vendiendo revistas retrasadas, porque no llega lo más nuevo, pero la gente quiere leer", agregó.
Temor por la familia

"Nosotros estamos preparados para el peligro y sabemos que hay momentos que enfrentamos situaciones de riesgo, pero lo que esta situación nos genera es miedo porque no sólo podemos contagiarnos nosotros sino que estamos arriesgando a nuestras familias. Eso es lo que más nos duele", dijo Ricardo Díaz, uno de los cientos de policías que custodia la provincia y agregó que no comprende por qué la gente que puede estar al resguardo no toma las medidas necesarias y salen a la calle.
Díaz se desempeña en la División Tránsito, que es llamada el primer frente de batalla, área que se encarga de los operativos de control en los ingresos a la provincia. Ricardo comentó que esto lo llevó a recibir a muchos sanjuaninos que llegaron desde otros países y al principio a muchos extranjeros. Sobre cómo se cuida explicó que recibieron instructivos para saber cómo cuidarse. "Buscamos mantener la distancia y usar guantes. Nuestros uniformes están sufriendo un desgaste importante porque llegamos del trabajo y la ropa pasa derecho al lavarropas y nosotros a bañarnos para evitar llevar el virus", agregó y comentó que lo que más extraña es el abrazo de sus hijos cuando abre la puerta al llegar del trabajo.
En la calle, por la basura

Mariano Moreno es recolector de residuos de la Municipalidad de la Capital. Trabaja todos los días limpiando las calles de la ciudad y dijo que junto a sus compañeros siempre hablan del temor que les da contagiar a su familia cuando llegan de trabajo. Es por esto, que comentó que tienen mucha precaución. "Cuando llegamos de la recorrida -al obrador- guardamos todo el traje y hasta la ropa que llevamos debajo y la rociamos con lavandina. No importa si se tiñe o no. En casa lo primero que hacemos es ducharnos", dijo y reiteró en numerosas oportunidades "tenemos que cuidarnos entre todos".
Los recolectores trabajan prácticamente igual que antes. Lo que cambiaron, al menos en el departamento, es la ropa. Moreno explicó que les dieron unos mamelucos blancos con capucha, guantes, lentes y barbijos. "Con toda esta ropa salimos, pero nos sentimos un poco más protegidos. Tenemos miedo de los contagios y sabemos que mientras más gente hay en la calle más posibilidades tenemos que el virus circule en la provincia. Nosotros salimos y nos arriesgamos para recolectar los residuos de la gente, sólo pedimos que los que se tienen que quedar en casa cumplan. No es mucho para hacer", concluyó.
