No importa si el termómetro supera los 40 grados. El sol no les impide que trabajen durante varias horas por día. Y, como si eso fuera poco ellos deben cumplir con sus empleos mientras otros se divierten y disfrutan de largos chapuzones en algunas piletas o en el dique de Ullum. Ellos son: Yoel Quevedo (guardavidas), Miguel Gil (chofer de colectivos), Agustín Bermúdez (portero de un camping), Rodolfo Quinteros (kiosquero) y Eduardo Gómez (expendedor de combustible), cinco sanjuaninos que le ponen el pecho al trabajo mientras muchas personas gozan las vacaciones de verano.

Desde el primer momento que aceptaron o eligieron sus trabajos fueron conscientes de que debían sacrificar muchos momentos de ocio. Sin embargo, todos están agradecidos de que tienen un empleo. Y, si bien dijeron que aman sus trabajos, entre risas confesaron que sienten un poco de envidia cuando ven que la gente aprovecha los días calurosos.

Rodolfo tiene un kiosco en la puerta del Marcial Quiroga y es una parada fija de las personas que viajan rumbo a Ullum. "Hay días que me da un poco de cosa no poder ser yo el que se divierte", dijo entre risas. Eduardo, por su parte, contó que los fines de semana es cuando más pesa su trabajo. Es que la gente hasta hace filas para cargar combustible antes de irse para el dique. "Cuando ves que otros salen a divertirse y vos te quedás trabajando por ahí te bajonea. Pero, alguien tiene que hacer este trabajo", dijo.

Si bien Yoel y Agustín tienen más posibilidades de refrescarse, confesaron que hay momentos que les gustaría estar en la otra vereda. Es que mientras escuchan el ruido del agua cada vez que alguna persona se tira a la pileta, ellos no pueden descuidar su trabajo. "El sol es lo que más cansa", dijo entre risas Yoel, mientras que Agustín comentó que él se moja la cabeza a cada rato para sobrellevar el calor. Por su parte, Miguel, que es chofer de la línea 29 y que todos los fines de semana lleva su colectivo lleno de bañistas que viajan a Ullum dijo: "al colectivo suben con reposeras y hasta con atados de leñas y me gustaría estar en ese lugar, pero debo trabajar".

Y si bien, muchos admitieron que en ocasiones se replantearon su trabajo, dijeron que estos empleos también tienen un plus porque les sirve para ver la solidaridad que muchos tienen. "Hay veces que la gente te deja en el colectivo algo fresco para tomar", dijo entre risas Miguel, mientras que el guardavidas comentó que es muy común que le conviden mates. "Esos mates muchas veces sirven para poder seguir despabilado. Yo además me llevo golosinas para estar bien despierto y atento", concluyó Yoel.

 

"Ser guardavidas es una pasión, que va más allá del sacrificio que uno hace por el trabajo".

YOEL – Guardavidas

 

"Hace varios años que trabajo de esto y lo sigo eligiendo a pesar de que dejo cosas de lado".
AGUSTÍN – Portero de un camping

 

"Vemos a diario que otros disfrutan mientras nosotros trabajamos. Igual doy gracias por mi empleo".
EDUARDO – Expendedor

 

"Mi trabajo es sacrificado, sin embargo, me gusta. Es difícil al principio, pero con el paso del tiempo te acostumbras"

MIGUEL – Chofer de colectivos

 

"Crecí viendo cómo mi papá atendía el kiosco, mientras otros disfrutaban del verano. Ahora, hago lo mismo".

RODOLFO – Kiosquero