La suerte del expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva parecía estar echada anoche ya que el Tribunal de Justicia estaba a solo un voto de enviarlo a la cárcel por corrupción y así ponerle fin a su sueño de volver a la Presidencia para conducir el destino del gigante latinoamericano.
Al cierre de esta edición, el juicio en el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, que analizaba si el exmandatario puede ingresar en prisión para cumplir una condena de 12 años por corrupción, todavía no ha terminado, pero faltaba sólo un voto para sellar el destino de cárcel para el expresidente más popular de Latinoamérica. Un escenario desfavorable para Lula también tiene un impacto sin precedentes en las elecciones de octubre, ya que es favorito y líder en todas las encuestas de opinión con vistas a las elecciones de octubre próximo. Además, dejaría al Partido de los Trabajadores (PT) sin candidato y acéfalo.
Es que más allá de si Lula consigue evitar la prisión, su candidatura tambalea porque la justicia electoral impide postularse a condenados en segunda instancia. Ese capítulo recién se resolverá entre julio y agosto, durante la ventana oficial para registrar los candidatos.
Son once los jueces del Tribunal y habían votado 10 y había un empate en 5, todo indicaba que el voto definitivo era a favor de enviarlo a la cárcel.
Una de sus últimas esperanzas se había desvanecido entrada la noche cuando la magistrada Rosa Weber votó a favor de su encarcelamiento. Este sufragio fue sorpresivo: en la previa se esperaba que fuera a favor de Lula.
Esta decisión que podría haber sellado el destino de Lula cayó como un balde de agua fría entre los seguidores del exmandatario -la mayoría simpatizantes del PT que fundó Da Silva- que habían copado las principales calles de Brasilia y otros estados clave de Brasil esperando este desenlace.
El impacto directo se tradujo en la suspensión de los principales actos que se habían preparado para festejar la libertad del líder que aún conserva intacto su poder de fuego entra las clases trabajadoras y bajas de Brasil.
En Brasilia, el dirigente del Movimiento Sin Tierra Alexandre Conceicao convocó a “ocupar todos los edificios públicos, todos las tierras y prender fuego a la cadena Globo”.
El voto que inclinaría la balanza en contra de Lula tiene nombre de mujer: Cármen Lúcia. La presidenta del tribunal tiene una opinión que ya era conocida y nada indicaba anoche que la fuera a cambiar. Si esto se confirmaba, se habrá formado la mayoría de seis votos para dar luz verde a la prisión del político.
Aunque el resultado final fuera un duro revés para Lula, el exmandatario no va ingresar en la cárcel de inmediato.
Todavía tiene hasta el 10 de abril para presentar un recurso, pero los expertos en derecho coinciden en que esta etapa es una formalidad y que la probabilidad de que tenga éxito es mínima.
Lula fue condenado en dos instancias por haber recibido un departamento en propiedad oculta de la empresa constructora OAS en la playa de Guarujá, litoral de San Pablo, como parte de los ingresos ilegales que recibía el PT para sus campañas.
En el Sindicato de los Metalúrgicos
Lula siguió la votación en su cuna política, el Sindicato de los Metalúrgicos de San Bernardo do Campo, en el Gran San Pablo, acompañado por sindicalistas y la expresidenta Dilma Rousseff.
El exlíder sindical Lula siguió de cerca el desarrollo de la sesión en el Supremo en la sede del sindicato. El exmandatario llegó antes del inicio del juicio y se reunió a puerta cerrada con Rousseff y aliados políticos. Entre ellos los gobernadores de los estados de Acre y Piauí, según fuentes del instituto dirigido por Lula. Lula fue presidente del Sindicato antes de iniciar su carrera política con el Partido de los Trabajadores. Allí se reunieron centenas de personas para expresar su apoyo a Lula, acusado por haberse beneficiado en forma ilícita de la corrupción de Petrobras.