Incertidumbre y tensión fueron protagonistas a largo de todo el día de ayer en Brasil y se hacían más fuerte a medida que las horas pasaban y se acercaba las 5 de la tarde cuando vencía el ultimátum que el juez Sergio Moro le había dado a Inácio Lula da Silva para que se entregara a la Justicia y comenzar así a cumplir con la condena de 12 años y un día en una cárcel de Curitiba. Sin embargo, en medio de especulaciones de todo tipo, el expresidente brasileño y favorito para las elecciones de octubre próximo, decidió no entregarse y anoche resistía rodeado de decenas de miles de seguidores dentro del Sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, Gran San Pablo.
La clave para demorar su detención es su deseo de asistir hoy a la misa por el cumpleaños de su esposa fallecida. En este sentido, los abogados de Lula negociaban anoche los términos de su entrega, la que se concretaría hoy o a más tardar el lunes.
“Lula no irá al matadero con la cabeza gacha”, afirmó el abogado, Antonio Batocchio.
Pasadas las 20 la Policía informó oficialmente que la detención no se concretaría anoche, mientras que el presidente de la Federación Nacional de Policías Federales, Luis Antonio Boudens, le dijo a la agencia DPA que Lula no es considerado un prófugo. “La condición de prófugo es específica. Tiene que haber componentes de fuga o negativa de comparecencia”, explicó. Boudens tiene una orden específica del juez Moro de no esposar a Lula cuando sea arrestado oficialmente.
El plazo para entregarse voluntariamente a la Policía Federal dado por el juez Moro venció a las 17, tras lo cual se abrió una fase de tensiones porque una búsqueda forzada por parte de los agentes podría terminar en enfrentamientos con la militancia, que está en vigilia. Es más, de acuerdo con el avance de las horas crecía y se apagaba, alternativamente, la posibilidad de que el líder sindical hablara a la multitud, lo cual finalmente no ocurrió. Lula tiene previsto quedarse hasta hoy sábado en Sao Bernardo do Campo y sus abogados negocian la entrega con la Policía Federal.
En Brasil, un allanamiento o procedimiento de detención programada debe realizarse hasta las 18, a plena luz del día, con lo cual Lula cumplió su estrategia para evitar que Moro moldeara la forma de captura.
“Moro tiene la idea fija de verme detenido apenas por un día”, dijo Lula a un periodista cuando se despertó, a las 6 de la mañana, en su vieja oficina del sindicato, acompañado por dirigentes del Partido de los Trabajadores, del Movimiento Sin Tierra y de la Central Unica de Trabajadores.
El país estuvo en vilo sobre lo que ocurriría con Lula con su segunda detención en su vida, luego de la registrada en el mismo lugar en 1980, cuando la dictadura militar lo arrestó por 31 días por represalia contra las huelgas en el polo industrial más grande de Sudamérica, el Gran San Pablo.
Lula, líder en las encuestas para estos comicios, fue condenado por corrupción en la Operación Lava jato por recibir un departamento (un tríplex con vista al mar) en forma de soborno. El país tuvo cortes de ruta en al menos 14 estados desde la mañana realizados por sindicalistas y por campesinos.
Celda sin rejas
La celda en la que Lula debe permanecer detenido, en la sureña ciudad de Curitiba, fue especialmente preparada para él por la Policía Federal local (PF) y se hizo con la idea de garantizar el aislamiento del expresidente.
De acuerdo al diario O Globo, la celda tiene 15 metros cuadrados. Será un cuarto reservado en la sede de la Superintendencia de la PF, “una especie de sala de Estado Mayor”, según explicó Sergio Moro. El salón era usado para alojar a policías que venían de otras ciudades para participar de operativos en Curitiba, por lo que no tiene rejas y cuenta con baño propio, cama, mesa y sillas. Agentes penitenciarios permanecerán en la puerta del lugar las 24 horas del día. En las celdas de la Superintendencia se encuentran otros presos condenados por el caso de corrupción conocido como Lava Jato (“Lavado de autos”), como el exministro Antonio Palocci, que ocupó la cartera de Hacienda. Lula contará, además, con dos horas diarias para salir a tomar sol y las visitas de sus familiares se harían en un horario exclusivo, a diferencia de los demás presos del Lava Jato que ven a sus parientes simultáneamente en un mismo salón.