El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, preso por corrupción desde el pasado abril, fue oficializado ayer como candidato a presidente por el Partido de los Trabajadores (PT), lo que acentúa la incertidumbre política en Brasil, mientras que los socialdemócratas designaron al exgobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, como contrincante.
Al grito de "Lula libre", la mayor formación de izquierda siguió adelante, ahora de forma oficial, con la candidatura presidencial de su máximo líder a pesar de que probablemente será inhabilitado políticamente tras ser condenado en segunda instancia a 12 años y 1 mes de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero.
De acuerdo con la ley electoral, condenados en segunda instancia, como es el caso de Lula, están impedidos de postular a un cargo electivo, pero el PT pretende igualmente registrar su candidatura el próximo 15 de agosto.
La posible impugnación de la candidatura de Lula abre un mar de dudas en la izquierda brasileña, completamente fragmentada, y en el propio tablero electoral, que se encuentra totalmente indefinido a poco más de dos meses para las elecciones de octubre.
Desde el interior de la prisión, donde Lula mantiene el control del PT, el expresidente ha frenado tanto una alternativa a su candidatura, como, de momento, el nombramiento del vicepresidente de la fórmula.
En una carta leída por el actor Sérgio Mamberti durante la convención celebrada ayer en Sao Paulo, el otrora líder sindical y obrero denunció que la democracia "está amenazada" y advirtió que "quieren realizar unas elecciones de cartas marcadas", pero no hizo ninguna referencia a la situación interna del PT.
"Ya derribaron a una presidenta electa (Dilma Rousseff). Y ahora quieren vetar el derecho del pueblo brasileño para elegir libremente al próximo presidente", señaló el carismático político a través de la misiva.
Sus correligionarios intentan mantenerlo presente y ayer llenaron el recinto donde se proclamó su candidatura con máscaras del máximo líder de la formación. "Lula se quedó en la mente y el corazón del pueblo brasileño. Lula es nuestro candidato", aseguró la presidenta del PT, Gleissi Hoffmann, quien insistió en la tesis de que el expresidente está "perseguido políticamente".
Aun estando en prisión, el exjefe de Estado lidera los sondeos con un 30%, aunque cuando no es considerado los encabeza el ultraderechista Jair Bolsonaro (17%), seguido por la ecologista Marina Silva (13%), el laborista Ciro Gomes (8%) y Alckmin, con un 6%. A pesar de la falta de fuelle en las encuestas, Alckmin, quien ayer fue oficializado candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), cuenta con el apoyo de otros ocho partidos del influyente centro.
Conocido por su perfil técnico y su falta de magnetismo político, el exgobernador de Sao Paulo, de 65 años, se ofreció "para devolver a los brasileños la esperanza que les fue robada" y "liderar una amplia alianza de quienes creen en el desarrollo y no en la perdición del radicalismo". Arropado por históricos dirigentes del PSDB, como el expresidente Fernando Henrique Cardoso y el exministro José Serra, los dos únicos fundadores vivos del partido, Alckmin no profundizó en su programa de gobierno, pero sí reforzó su línea liberal y dijo que es "vital reducir el tamaño de un Estado caro y corrupto".
Durante la convención también se oficializó a Ana Amélia Lemos, periodista y senadora de 73 años, como compañera de fórmula y candidata a vicepresidente, sobre quien Alckmin dijo que simboliza "el empoderamiento necesario de la mujer". En el penúltimo día de convenciones, la ecologista Marina Silva se presentó como la abanderada de Rede, partido fundado por ella, y se comprometió con "la estabilidad económica". La ecologista de 60 años, quien tendrá como compañero de fórmula a Eduardo Jorge Martins, del Partido Verde, ya aspiró a la Presidencia en las elecciones de 2010 y 2014 y en ambos casos quedó en tercer lugar, con cerca de 20 millones de votos. Efe
La sexta oportunidad
Luiz Inácio Lula da Silva aspira a disputar en octubre sus sextas elecciones presidenciales, a los 73 años, para evitar que su encarcelamiento para cumplir una pena por corrupción termine también condenando al aislamiento a quien es considerado como el líder más carismático en la historia de Brasil.
Lula entregó la presidencia (2003-2010) con un índice récord de popularidad (87%). El otrora líder sindical y obrero, considerado un "animal político" por su capacidad de concertación, tiene a su favor el legado de las exitosas políticas sociales de su Gobierno, que retiraron a 30 millones de brasileños de la pobreza. El PT pretende presentar recursos en todos los tribunales para poder inscribir su candidatura por considerarlo un "preso político".