Patricia Bullrich estaba dando una detallada explicación ante sus colegas ministros sobre el operativo en Villa Mascardi, en el que murió Rafael Nahuel, un joven de la Comunidad Lafken Wincul. Mauricio Macri escuchaba en silencio y asentía con su cabeza. Hasta que en un momento la interrumpió: “Pará ahí, Patricia. ¿Cómo que en medio del operativo llamaron para ver si podían usar sus armas? ¡Esto no pasa en ningún lugar del mundo!“.
 

El jefe de Estado se sorprendió cuando la ministra contó que en medio de los enfrentamientos y al verse acorralados por los RAM, los efectivos intentaron comunicarse por radio con las autoridades que estaban al pie de la montaña para pedir instrucciones y corroborar si podían utilizar sus armas, dado que, hasta ese momento -y siempre según la funcionaria- habían usado las pistolas tipo “paintball” para disuadir a los mapuches.

 

Macri masculló bronca y reivindicó el papel de las fuerzas como herramienta del Estado para garantizar el orden y el cumplimiento de la ley. Pero siguió escuchando la exposición de su ministra.
 

Y, un rato más tarde, volvió a intervenir. Fue tras una reflexión de Marcos Peña que analizó que, “por el pasado” oscuro que tuvieron, “hasta ahora las fuerzas de seguridad eran tan sospechadas como los delincuentes”. “Pero estamos corriendo esa raya cultural”, resaltó.
 

Macri amplió el concepto de su jefe de Gabinete y expuso la necesidad de que en la Argentina se haga “un cambio cultural” respecto a las fuerzas de seguridad: “Necesitamos correr esa raya. Por eso formamos, entrenamos y les damos armas a las fuerzas”.

 

Para el mandatario, “por supuesto hay que investigar” el accionar de las fuerzas, pero al mismo tiempo se les debe devolver el rol institucional en la sociedad. “Hay que volver a la época en la que dar la voz de alto significaba que había que entregarse”.
 

Peña lo refrendó y aclaró: “Acá no se avala ninguna violación de la ley”. 
 

Con todo, Macri dejó en claro ante su Gabinete que no cederá ante la presión de algunos sectores de derechos humanos para que se abra una negociación con los RAM. Y también ofreció un respaldo contundente a Bullrich. No sólo desde lo operativo sino también desde lo comunicacional. Es que, contrario a las críticas que ayer se volcaron sobre la ministra, por advertir que el Gobierno “no tiene que probar lo que hacen las fuerzas de seguridad”, para el Presidente esa afirmación se trata de una cuestión de “lógica”. “Ocurrió todo dentro de un operativo pedido por una fiscal y un juez”, argumentaron cerca del Presidente.