Mauricio Macri llegó ayer a París y hoy lo espera una intensa actividad, que incluye un encuentro con su homólogo francés, Emmanuel Macron , reuniones con empresarios franceses y con la alcaldesa de la capital. Su objetivo principal es terminar con las últimas resistencias del gobierno francés para lograr un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, y convencer a sus interlocutores de que la Argentina dejó definitivamente “atrás su experimento populista”.

 

Apelará a este mensaje cuando desayune con representantes de la poderosa central de empresarios franceses (Medef), que agrupa unas 750.000 compañías y cerca de 350.000 adherentes. Lo mismo hará durante el almuerzo con ejecutivos franceses que ya tienen intereses en la Argentina.

 

Pero el momento más importante de su corta estada se producirá por la tarde, cuando se reúna con su homólogo francés, Emmanuel Macron, en el Palacio del Elíseo.

 

Una nutrida agenda espera a los dos hombres. Para Macri, el punto clave será el postergado tratado de libre comercio del Mercosur con la UE, que considera de una importancia estratégica. “Los acuerdos de libre comercio de esta magnitud permiten generar un marco institucional sólido que atrae inversiones. Con ese acuerdo, el acceso de la Argentina a los grandes mercados pasará del 9% del PBI al 30% del PBI mundial”, declaró en Davos el ministro de Producción, Francisco Cabrera.

 

Macron siempre ha sido un ferviente defensor del libre comercio y, desde que asumió la presidencia hace ocho meses, no deja de predicar un mundo abierto y denunciar todo intento de aislacionismo. Pero, aunque en crisis, el sector agrícola francés es en este país de una importancia capital. Francia es el primer país agrícola de la UE con 18% del producto agrícola y agroalimentario europeo. El sector representa 4,5% del PBI francés, es decir poco más de 72.000 millones de euros.

 

Prueba de ello fueron las declaraciones explosivas que formuló este jueves, en vísperas de la reunión con Macri, donde fijó “líneas rojas” sociales y medioambientales que Francia pretende hacer respetar. “No podemos hacer acuerdos que favorecen a un actor industrial o agrícola a miles de kilómetros, que tiene otro modelo social o medioambiental y que hace lo contrario de lo que nosotros imponemos a nuestros propios actores”, advirtió.

 

Otros temas deberían ser abordados en esa reunión. Entre ellos el litigio pendiente sobre un viejo proyecto de Gas del Estado para la construcción de un gasoducto en el Canal de Beagle en la época del gobierno militar, que dio lugar a un diferendo comercial que, hasta ahora, no ha sido resuelto.

 

Un segundo tema de fricción, que probablemente se resuelva durante la reunión en el Elíseo, fue la hasta ahora abortada compra por parte de la Argentina de cuatro buques patrulleros que el Gobierno encargó al grupo francés Naval Group, y después suspendió a favor de un desconocido astillero español, Gondan, que sería unos 50 millones de euros más barato que los franceses.

 

Y aunque Macron y Macri se tutean, esa proximidad no disipa todas las tensiones que existen entre ambos países. El Elíseo no ha terminado de digerir la apertura al mercado europeo del biodiésel argentino, decidida recientemente por la Organización Mundial del Comercio (OMC), que podría poner en peligro miles de empleos en Francia.