En la opinión de pediatras y nutricionistas, las galletitas, los alfajores y las barritas de cereales deberían desaparecer, porque constituyen la primera opción poco saludable a la que acuden los padres cuando tienen que prever alguna merienda o comida para que los chicos lleven a la escuela. Un estudio sobre Infancia y comensalidad, hábitos y prácticas en relación con las comidas, realizado por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, arrojó datos muy preocupantes vinculados a la alimentación de chicos entre los 2 y los 17 años, edades muy significativas porque en ellas se debe consolidar el crecimiento y desarrollo de los futuros adultos.
La preocupación radica en una serie de factores que comienzan en las decisiones que se toman en los hogares, desde la elección de los productos que los chicos llevan como meriendas o almuerzos; la disponibilidad de recursos para la compra de los alimentos, y los conocimientos que se tienen sobre nutrición. Sin duda que el mayor problema de todos es que, actualmente, los padres por falta de tiempo o por comodidad, o por falta de conocimientos, cargan en las mochilas de los chicos alimentos ‘chatarra" que van deteriorando paulatinamente la salud de los menores o generando hábitos de alimentación poco saludables.
La Escuela de Nutrición de la UCA, encargada del estudio realizado en más de 5.800 hogares, concluyó en que 7 de cada 10 chicos consumen en la escuela productos que no les aportan nada más que calorías, por más que al publicitarlos hablen de sus bondades como alimentos. De los 3 restantes, 2 aseguran que no comen nada, lo que también es muy grave. Mientras que solo 1 de cada 10, asegura que elige para comer frutas, lo que podría ser lo más acertado.
En base a estos datos existe la necesidad de impartir una mayor enseñanza de nutrición, poniéndola a la misma altura de otras ciencias como matemática, lengua o geografía. Se sabe que el conocimiento ayuda a realizar elecciones saludables, pero de nada sirve que los padres cambien de actitud, si en los kioscos de las escuelas no se venden alimentos saludables.
La ex primera dama de EEUU, Michelle Obama, lideró durante mucho tiempo una campaña destinada a crear un cambio de conciencia sobre la necesidad de vender a los chicos alimentos saludables. Había observado el problema que generaban los malos hábitos e intentó corregirlos, un ejemplo a seguir en nuestro país donde el problema también ya es grave.
