Ella sonríe, tímida. Le cuesta hablar sobre sí misma. Al final terminará confesando que además escuchar música clásica e interpretarla, también, como a las chicas de su edad, le gusta “lo moderno. El Des-pa-ci-to’ dice bajito.

Juana María Gómez Centurión es alumna del Departamento de Música de la UNSJ y con 10 años acaba de estrenar en el concierto final de la Cátedra de Piano su quinta obra para piano, El Bosque encantado. 

Una de las aulas de la Escuela de Música sirvió para conversar con la niña, que comparte su pasión por el arte con sus padres, Virginia Agote formada en artes plásticas y directora del Museo de Bellas Artes Franklin Rawson, y el pintor Carlos Gómez Centurión. “Me gusta tocar el piano, me da alegría’, dice Juana que desde pequeña comenzó a interesarse por el piano que había en su casa. Cuando tuvo edad, fue que sus papás decidieron inscribirla en la Escuela de Música.

“Carlos es apasionado por la música clásica y ópera, pinta con eso a todo lo que da, así que ella desde que nació escucha esa música, y en el auto con el padre inventaban historias con música de grandes compositores’, contó Virginia. “Tenemos un piano en casa que era de la familia de Carlos, que había estado mucho tiempo en una escuela, después él lo recuperó. Ella desde chiquita lo tocaba. Yo dije sí, es fantástico que tenga una infancia vinculada a la música, después que haga lo que quiera. Se pone a practicar y sacar canciones que conoce’.

El entusiasmo y la curiosidad por el piano comenzaron a moldearse de la mano de la profesora Mariana Pechuán, una de las docentes de la Cátedra que dirige Ana Inés Aguirre. “Ella empezó hace 4 años, a modo de juego buscábamos sonidos en el piano. Ella se prendió ahí nomás y es muy creativa, después ella solita en su casa inventa sus ideas’, relató Pechuán sobre su estudiante y agrega: “En realidad lo que al principio fue un estimulo dentro de la clase, ahora ella lo hace sola. Es algo que estamos impulsando más ahora en la Cátedra, pero que sea tan espontáneo no es habitual’, aseguró.

Para En el bosque encantado, “lo interesante es que tiene alteraciones que son raras para chicos de su edad. Está en un modo antiguo, modo lidio, que en vez de tener el cuarto grado normal de la escala mayor, lo tiene ascendido, por eso suena como viejo, y esa sensación justamente de Bosque encantado’, apuntó la profe. 

En la era digital, Juana atesora su cuadernito de composiciones. “¡Me muero si se me pierde!’ dice sin pensar. ¿Qué quiere ser cuando sea grande? “Me gusta pintar, tocar el piano, me gusta actuar’, dice, risueña. Ya habrá tiempo para definir. Por eso, por ahora, la música fluye y ella, como su bosque, está encantada.