"Para saber si el hombre renguea, hay que dejarlo que camine". Una de las frases de Perón, tan afecto a la lectura de antiguos como al lenguaje simple del criollo. Sus parábolas y comparaciones con la vida cotidiana son tan conocidas como inequívocas. "Hay que desensillar hasta que aclare", "no hay que cambiar de caballo a mitad del río" y otras que adornan cada tanto los discursos de sus seguidores. Mezcla de sabiduría y simpleza, son tan certeras como comprensibles para la gente de a pie. La cuestión de la renguera es válida para el novel ministro de Economía, Martín Guzmán, el "tapado" del Gabinete. Su primera aparición pública causó buena impresión y así lo reflejaron quienes realmente representan al mercado, es decir, uds y yo. La conferencia de prensa de presentación de su equipo fue el miércoles por la tarde y el jueves se notó gran tranquilidad en todo tipo de operaciones. No hubo corridas ni apuros hacia ningún activo, moneda o tipo de depósito. El Banco Central debió comprar 100 millones de dólares para sostener el precio, hubo sobreoferta de verdes. La cautela y la prudencia aconsejaron sus primeras palabras en un momento de gran ansiedad y cuando cualquier desacierto de comunicación pudo haber causado un desastre. Tampoco hubo explosión de optimismo, los bonos argentinos mantuvieron su decadencia. Se lo percibió seguro y firme aunque exhibió pocos instrumentos concretos para ser puestos en marcha en lo inmediato. "Equilibrio macroeconómico" son solo dos palabras y un concepto que han estado ausentes en todo el ejercicio de los 12 años de los Kirchner. Así, dio lo mismo pasar de la exageración de los superávits gemelos, fiscal y comercial (superávit fiscal en un país en desarrollo es casi un absurdo), al déficit crónico y estructural de ambos. El concepto de equilibrio macroeconómico incluye gran racionalidad por más que se sabe que, como todo ideal, es difícil de lograr y requiere de gran determinación así como aceptar que a veces se pueda disparar alguna variable. A esta altura está demostrado que la táctica de restricción monetaria que pretendía un superávit fiscal de 1% del PBI para el año que viene, no ha sido suficiente para detener la inflación. Cierto es también que la inflación se disparó luego de que el gobierno saliente perdiera las elecciones primarias, por lo que al menos es inexacto atribuir ese resultado a la sola falta de emisión. Guzmán tiene reputación académica más que suficiente pero es novicio en el desempeño político. En su primer discurso no tenía espacio para arriesgar, pero hubo otros que en su misma situación intentaron comerse la cancha. Lo de la emergencia económica no parece haber sido su idea. Esa situación, prevista para enfrentar anomalías circunstanciales, terremotos, guerras, inundaciones etc., ha sido abusada en nuestro país para justificar retraso de pagos a proveedores o promover consolidaciones de deudas. En cuanto al trato con los acreedores, también el nuevo ministro ha mostrado sensatez: una cosa es no poder pagar en los plazos previstos y otra repudiar la deuda como si los prestamistas fueran los culpables. "El plan es nuestro no del FMI", otra afirmación categórica distinta de la que ha venido exponiendo el justicialismo en la oposición, lectura compartida por tantos otros que atribuyen la causa de los males a un organismo al que se llega voluntariamente a pedir plata cuando nadie más quiere prestar. Coordinar lo fiscal con lo monetario y lo externo es otro propósito coherente. Trabajar a la vez el gasto y la recaudación del Estado, modificaciones de impuestos, obra pública, etc, con la cantidad de moneda a emitir o quitar de circulación y deuda y comercio exterior, es tarea propia de una autoridad unificada en el Ministro de Economía. Por sus manos debe pasar la decisión final de todas las áreas que puedan influir en cualquiera de estas variables. Por ahora se ve una contradicción en la existencia de cinco pares en Producción, Agricultura, Obras Públicas, Transporte y Trabajo. Ninguno de ellos debiera tomar medidas que afecten tanto el equilibrio macro como la coherencia entre esos tres factores: el fiscal, el monetario y lo externo, que incluye deuda y condiciones de exportación e importación. Debemos entender algunas expresiones de voluntad "vamos a priorizar el crecimiento", como parte del natural optimismo que debe infundir quien gobierna. En lo inmediato se espera un shock de consumo para el primer trimestre. En contra de lo aconsejado por Maquiavello, lo malo se deja para después. También es lo opuesto a las terapias médicas, uno sufre para luego estar mejor, si es al revés, la cosa empeora. La caminata ha comenzado, los trazos gruesos del sendero elegido son lógicos. Falta ver si el hombre avanza derecho, aguanta los empujones que seguramente vendrán y si tiene respaldo cuando aparezcan. Hay que dejarlo que camine.
