Después de un año sin peregrinación por el impacto de la pandemia de coronavirus, el santuario de la localidad correntina de Mercedes recibió ayer a más de 100.000 personas para venerar al Gauchito Gil, en el aniversario 81 de su fallecimiento. La multitud de seguidores del Gaucho Antonio Gil se acercó al santuario de la Ruta Nacional 123, ubicado a 8 kilómetros de la ciudad de Mercedes, donde cada 8 de enero se celebra su figura.

Delegaciones de diversos puntos del país, junto a promesantes de la provincia de Corrientes, protagonizaron una conmemoración diferente a la de años anteriores, luego de que se despejara de puestos de ventas el santuario y la zona fuera ordenada con una resolución del Juzgado Federal de Paso de los Libres, para prevenir aglomeraciones.

De esa manera, la fisonomía del lugar ofreció espacios más abiertos, un ordenamiento específico para estacionamientos, campings y un mercado organizado en dos alas, debido a la situación sanitaria por la pandemia.

Infaltables. Los fieles dejaron ofrendas, como velas rojas, cigarrillos y vino.

A la vez, un importante dispositivo de seguridad integrado por la policía de la provincia, Gendarmería Nacional y voluntarios de la Comisión de Cascos Blancos, custodiaron y brindaron asistencia a los peregrinos.

Devoción. En los fieles hubo carteles, banderas y hasta impactantes tatuajes.

En el transcurso del día se reportaron riñas aisladas con heridos sin mayor consideración, en tanto que dos mujeres debieron ser atendidas por descompensaciones y caídas con fracturas, según indicaron las autoridades del operativo sanitario que lleva adelante el Ministerio de Salud Pública de Corrientes.

La agenda de la conmemoración inició anteayer a las 19 en el cementerio municipal, con un responso en la tumba del gaucho que posteriormente se trasladó, con la denominada Cruz Gil, al centro cultural de la estación ferroviaria de Mercedes, donde se desarrolló la tradicional velada.

A las 5.30 de ayer, el cura párroco de Mercedes, Luis Adis, celebró una misa en la que hizo consideraciones especiales a Milton y Sergio Canteros, asesinados a puñaladas en agosto pasado por una patota de puesteros que entablaron con la familia una disputa territorial por la instalación de comercios informales en torno al santuario. Así es que dos cruces de madera en homenaje a ambas víctimas custodiaron la celebración, a cuyo término se realizó la tradicional cabalgata al santuario de la Ruta 123.

En ese momento de la celebración, el intendente Caram entregó la cruz bendecida a una agrupación de más de 300 jinetes que se dirigieron al lugar de veneración, donde desde la noche del viernes se abrió el sitio de culto para el paso de un intenso peregrinar de fieles.

 

El santo pagano que reúne a los necesitados

Antonio Mamerto Gil Nuñez, más conocido como el Gauchito Gil, es venerado por gran cantidad de argentinos que le agradecen, le piden protección o un favor. Los devotos jamás se olvidan de tocar bocina al pasar por alguno de los miles de pequeños altares que se edifican en las banquinas de las rutas. Muchos se detienen y bajan, le prenden una vela, le acercan unos cigarros o le convidan un trago de vino.

Dice la leyenda que fue en un espinillar donde Gil, que había desertado para no participar en la lucha fratricida entre los celestes (unitarios) que lo reclutaron y los colorados (federales), fue sorprendido por la partida que lo perseguía. Agrega que Gil no se resistió, y que en vez de conducirlo a Goya para juzgarlo, lo colgaron de los pies de lo alto de un árbol, y el coronel que mandaba la tropa lo degolló.

Cuentan que sus últimas palabras dirigidas a su verdugo fueron "la sangre de un inocente salvará a otro inocente". La frase cobró sentido cuando el militar llegó a su casa y halló a su hijo al borde de la muerte. Desesperado regresó adonde todavía estaba la sangre fresca del muerto, y untó con ella el rostro del pequeño, que se salvó. En agradecimiento, el militar erigió una cruz en el lugar del martirio, que comenzó a ser frecuentado cuando se corrió la voz del hecho milagroso.