Al menos 70.000 diques construidos por castores en Tierra del Fuego dan magnitud del impacto catastrófico que produjo la descontrolada población de roedores subacuáticos introducida a mediados del siglo pasado con la intención de favorecer la industria peletera, que la Facultad de Agronomía de Buenos Aires logró relevar por primera vez para implementar políticas de manejo.
‘Anteriormente se habían realizado muestreos en áreas determinadas pero no se había llevado a cabo un relevamiento exhaustivo de toda la superficie de la provincia. Nosotros hicimos ese trabajo y al finalizar el conteo no lo podíamos creer, nos sorprendió muchísimo el número de diques‘, dijo la investigadora Ana Eljall.
Los investigadores estimaron en 2.300 km la longitud acumulada de diques, lo que ocasiona la inundación de unos 100 km cuadrados.
El relevamiento, publicado por el sitio de divulgación Sobre la Tierra, cuantificó el alcance de la expansión y el impacto de estos animales desde los primeros 20 castores nativos de Canadá introducidos en el extremo sur de la Patagonia por una iniciativa comercial que provocó un enorme problema sobre el ecosistema.
La investigación de Agronomía determinó por primera vez el alcance de esa invasión de castores en la porción argentina de la Isla Grande de Tierra del Fuego. El estudio concluyó que allí se extienden no menos de 70.000 diques construidos por castores, que cortan el flujo de los ríos y alteran la composición y el funcionamiento del ambiente.
Eljall realizó la investigación durante su tesis de la carrera de Ciencias Ambientales de la Facultad, dirigida por los profesores Karina Hodara y Hernán Dieguez, del departamento de Métodos Cuantitativos.
‘El conocimiento generado por este trabajo es único‘, evaluó Hodara, ya que nadie había realizado antes un mapa de alta resolución de la invasión. ‘Por eso nos pareció un aporte valioso que podíamos hacer desde la Facultad y que podíamos encarar sin mucho dinero, porque no contamos con subsidios para este trabajo‘, señaló Dieguez.
El impacto ambiental
‘Hay investigadores que señalan la presencia del castor como el impacto más grande generado sobre los bosques andino-patagónicos en la etapa geológica actual. Es un disturbio inédito y de una enorme magnitud‘, afirmó Hodora, ya que cuando los roedores construyen diques, cortan árboles, interrumpen los flujos de agua y generan embalses. Así, en las zonas inundadas se acumulan sedimentos que cambian la estructura del suelo y provocan la muerte de más árboles porque sus raíces se ahogan.
En el centro-sur de la isla, encontraron la mayor densidad, con un máximo de hasta 123 diques por kilómetro cuadrado, en una zona en la que el mayor porcentaje del territorio, un 84%, tiene a menos de un kilómetro a la castorera más cercana. Aparentemente, fue la falta de predadores naturales lo que posibilitó la gran expansión del castor en algunas décadas, además de la disponibilidad de recursos, la gran plasticidad característica de la especie y la semejanza de los ambientes invadidos y los nativos.
Eljall advirtió que la distribución del castor no se restringiría a sitios boscosos y con drenajes abundantes, donde hay más agua y alimentos, sino que, aunque en menor proporción, la especie también está presente en la estepa, al norte de la isla, desde donde podría dispersarse a la Patagonia continental.
Los investigadores dijeron que el conocimiento generado estará disponible para el diseño de un manejo efectivo y la restauración de las áreas afectadas, a cargo de técnicos y autoridades que impulsan el Plan estratégico binacional de erradicación del castor, firmado en 2008 por los gobiernos de Argentina y Chile.
También coparon el norte de la Isla
Al comenzar el trabajo los investigadores esperaban encontrar una gran invasión de castores en la zona de bosque y turberas ubicada al sur de la isla, donde se liberaron los animales exóticos a mediados del siglo pasado. Pero la sorpresa fue que en el norte, donde no existiría un ambiente propicio para el desarrollo de estos roedores, encontraron expandida la población. La investigación se diseñó con imágenes satelitales en HD Google Earth y Bing Maps.