El 31,4% de quienes viven en situación de pobreza dijeron que su calidad de vida durante el aislamiento ante la pandemia de coronavirus es "regular o mala" frente al 13,9% de quienes no son considerados pobres, mientras que un 20% accedió a prácticas médicas y el 80% restante "debió suspender o sufrió suspensión por parte del prestador", según una encuesta del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) realizada en la Ciudad de Buenos Aires (CABA) y el conurbano bonaerense.
El informe técnico "Acceso a servicios de salud y efectos en el bienestar subjetivo en tiempos de aislamiento" del sondeo "Estudios Impacto Social de las Medidas de Aislamiento Obligatorio por Covid-19 en el Área Metropolitana de Buenos Aires" que se dio a conocer hoy tiene como objetivo poner en evidencia la situación del derecho a la salud frente a la crisis sanitaria.
También consideró los recursos "cognitivos y emocionales que las personas manifiestan para sobrellevar los efectos" del aislamiento.
El estudio fue elaborado a partir de una encuesta tomada entre el 7 y el 10 de mayo de 2020 a un universo de hogares relevados por la la Encuesta de la Deuda Social Argentina entre julio y octubre de 2019.
Con respecto a la calidad de vida en el contexto del aislamiento, el 50,5% percibió que fue buena, el 24,7% muy buena, regular el 13,2%, el 5,8% mala y el 5,8% excelente.
De aquellos que manifestaron que su calidad de vida fue mala o regular (19%), el 48% de ellos "evidenció síntomas de ansiedad y depresión", indicó el estudio.
Señaló también que "se observaron desigualdades significativas entre los que viven en CABA (12,9%) y los residentes en el conurbano (20,8%)".
El 21,1% de los encuestados mencionó tener "alta sintomatología ansiosa y depresiva expresada como malestar psicológico", mientras que en igual sentido, "2 de cada 10 personas argumentan una sensación de estar a merced del destino".
La encuesta precisó que "la prevalencia de malestar psicológico y creencia de control externo es mayor en personas que viven en condiciones de pobreza que en personas no pobres".
El 28,9% dijo no ser capaz de pensar en proyectos más allá del día a día y, en esta variable, las desigualdades son mínimas por aglomerados (33% CABA-27,6% conurbano) y pobreza (28% frente a 30,9%).
En tanto, el 30% de las personas reportaron déficit de apoyo social informacional y aquí se observa que el porcentaje de los residentes en "el conurbano (35,8%) es más de diez puntos mayor al de los de CABA (24,8%).
A su vez, el 47% de las personas que viven en situación de pobreza dijo no tener a nadie que los guíe o informe para resolver problemas, frente al 27,6% de los no pobres.
En relación a los modos de atención de la práctica médica, según empleo registrado y seguridad social, al 60% el prestador le suspendió la consulta, el 19% la dio de baja, el 10% lo hizo por teléfono o internet, y el 11% asistió en forma presencial.
El 76% con empleo registrado y seguridad social suspendió la atención contra el 92,3% que tienen un trabajo en negro.
Teniendo en cuenta el acceso y atención de la salud según el déficit del estado de salud y malestar psicológico, el análisis muestra que "sólo 2 de cada 10 personas que necesitaron una consulta o tratamiento psicológico, lograron iniciar o mantener esta práctica durante la cuarentena, ya sea mediante vía telefónica o por internet".
En este sentido, los residentes de CABA (35,3%) duplicaron los valores alcanzados por la población que vive en el conurbano (17,2%).
En cuanto a los medicamentos, el 19% tuvo déficit en el acceso "por falta de receta o por incapacidad de asistir a la farmacia".
Las mayores dificultades las presentaron aquellos que viven en el conurbano bonaerense (22,5%), bajo condiciones de pobreza (37,7%) y aquellos con empleos no registrados y sin seguridad social (31,7%), "triplicando los valores alcanzados por residentes de CABA (7,1%), personas no pobres (11,5%) y personas con empleo registrado y seguridad social (13,8%)".
El 15% de los que reportaron tener "bastantes problemas de salud o padecer enfermedades graves o crónicas necesitó una consulta psicológica y sufrió cancelación o postergación, mientras que 1 de cada 4 tuvo dificultades en acceder a los medicamentos".
Aquellos que dijeron que estaban bajo tratamiento psicológico, el 35% de los que viven en CABA realizó una consulta o tratamiento por internet o teléfono, al 58% el prestador le canceló la consulta o tratamiento, y sólo el 5,9% lo hizo por su cuenta.
En el conurbano, el 17,2% realizó una consulta o tratamiento por teléfono o internet, el 40,6% sufrió la suspensión, y el 42,2% la anuló.
En relación a los hábitos del sueño, el 65,3% de los encuestados en cuarentena "manifestó tener una calidad bastante buena (48,5%) o muy buena (16,8%), el 34,7% reportó una calidad "bastante mala (24,8%) o muy mala (9,9%)".
El 60,7% de los encuestados "vio alterado su tiempo de sueño durante la cuarentena: el 28,2% reportó haber dormido menos que antes, mientras que el 32,5% dijo haber dormido más que antes", y sólo el 39,3% durmió igual que antes de que comenzara el aislamiento.
Según los resultados, las alteraciones "se vieron aumentadas significativamente en aquellas personas que presentaron malestar psicológico: el 43,5% reportó haber dormido menos que antes, y el 34,6% dijo que durmió más.
"Sólo el 22% de los que padecen de malestar psicológico dijo haber dormido igual tiempo que antes, frente al 44% de aquellos que no manifiestan sintomatología ansiosa y depresiva", precisó el informe.