Los niños y adolescentes con problemas de acceso a la alimentación, es decir, que viven en hogares que redujeron su dieta o pasaron hambre "por problemas económicos", se incrementó un 35% entre 2017 y 2018. Esto implica que este flagelo afecta a tres de cada 10 chicos de entre 0 y 17 años (unos 3.4 millones), la cifra más elevada en los últimos ocho años, según un nuevo informe de la Universidad Católica Argentina (UCA).
El informe reveló además que la pobreza infantil trepó del 44 al 51,7% en ese período.
La otra cara del informe es que descendió un 20% el número de niños en viviendas con problemas de saneamiento sin agua corriente o cloacas -cuatro de cada diez, el número más bajo de toda la década- y mejoraron también los indicadores de déficit educativo.
"El riesgo alimentario se incrementó de modo significativo en los niños: esto quiere decir que viven en hogares que tuvieron que bajar sus consumos alimentarios por problemas económicos", aseguró Ianina Tuñón, investigadora de la UCA y responsable del informe.
"En general en esos hogares los primeros que dejan de acceder a esos alimentos son los adultos: las mujeres primero, los hombres después para finalmente ser los niños", agregó.
En el apartado de "Derecho a la alimentación", el relevamiento muestra que en el último año también experimentó un salto la "inseguridad alimentaria extrema", es decir, el porcentaje de niños que "expresa haber experimentado ‘hambre’ en los últimos 12 meses", que pasó del 9,6% al 13%, también el nivel más alto de la serie de ocho años, que equivale a 1,5 millones de chicos.
En el mismo período, la inseguridad alimentaria total (reducción de dieta o hambre por motivos económicos) pasó del 21,7 al 29,3%, y este incremento de 7,6 puntos porcentuales representan casi 900 mil niños y adolescentes.
"Y esto a pesar de que hay un mayor nivel de cobertura alimentaria gratuita a través de comedores escolares o comunitarios y de que aumentaron las asignaciones familiares en cantidad y en valor. Es decir que el Estado está haciendo cosas, pero la magnitud de esas políticas no es suficiente para paliar el impacto que está teniendo la pobreza en hogares con niños", agregó Tuñón.
Es que durante esos doce meses el número de chicos que reciben algún tipo de alimentación gratuita en comedores o escuelas pasó del 33,8 % al 34,9 % (4 millones de chicos), pero registra un aumento acumulado de 8,8 puntos porcentuales desde 2010, cuando era de sólo el 26% (3 millones de niños y adolescentes).
Por otro lado, la pobreza infantil por ingresos aumentó 11,2% en el último período interanual, alcanzando "la cifra más elevada de la década".
En el último año aumentó un 11% el número de niños y adolescentes que dependen de los hospitales públicos porque no tienen obra social, mutual o prepaga, que fue del 55.3% en 2018, pero era del 44.4% en el 2011.
Déficit en la alimentación
El 14,9% de los chicos de entre 2 y 17 años (1,6 millones) no realiza al menos una de las cuatro comidas diarias y la última alimentación del día es la más frecuentemente salteada, dado que el 7% no la ingiere, según un estudio de la UCA.
El informe "Infancias. Progresos y retrocesos en clave de desigualdad" elaborado por el Observatorio de la Deuda Social reveló además que el 37% de los chicos recibió una alimentación con déficit de al menos un nutriente esencial en 2018, lo que representa un aumento de 6,6 puntos porcentuales respecto al año anterior.
El 14,5% de los chicos registró carencias de carne, pollo y pescado; el 22,6 de fruta; el 20,7 de verduras y el 9,9 de lácteos. La incidencia de la inseguridad alimentaria total o extrema (experiencia de hambre) es mayor entre los niños de 0 a 12 años: viven en hogares extensos y monoparentales, se sostienen con fuentes de trabajo marginales o ingresos de obrero y viven en el conurbano bonaerense.