La acusada lloró cuando se relataban los episodios en los que se la mostraba como víctima. Hoy conocerá si sigue o no presa en el Penal de Chimbas.

 

Reclusión perpetua por homicidio agravado por el vínculo. Una pena de 20 años de cárcel por ese mismo delito al que sólo le cabe perpetua, pero atenuada en este caso por circunstancias extraordinarias: la violencia de género de la que era víctima. Absolución porque sólo defendió su vida, la de la beba que entonces llevaba en su vientre y la de otros tres hijos que estaban en la casa. La absolución o en todo caso, considerar el caso como un exceso en la legítima defensa.

Esas tres salidas le plantearon ayer a los jueces Juan Carlos Caballero Vidal (h), Silvia Peña Sansó de Ruiz y Raúl José Iglesias (Sala I de la Cámara Penal) sobre el crimen de Juan Pablo "Yeyé" Ojeda Rivero (26) a manos de su pareja Guadalupe Rita Andrada Espinosa (30), ocurrido a las 00,30 del 10 de julio de 2017 en la casa que compartían en el Loteo Reconquista, Chimbas.

Perpetua es lo que pretende el abogado de la familia de la víctima, Nicolás Gómez, porque a su entender las pruebas demostraron que ella era la violenta, algo que se evidenció en su relación con dos parejas anteriores, padres de sus cinco hijos. Según Gómez, Ojeda era alguien jovial que podía incurrir en el consumo de alcohol pero no era adicto y prefería autoagredirse antes que atacar a alguien.

Hoy, el tribunal escuchará las últimas palabras de la acusada y dará su veredicto

La fiscal Marcela Torres pretende la pena atenuada. En su opinión, Andrada tuvo un vínculo conflictivo con su pareja, pero fue víctima de una escalada de violencia a partir de aquel 7 de julio (día del cumpleaños de uno de sus hijos) en la que Ojeda no dejó de hostigarla y recriminarle, celoso de la última expareja de ella. Eso sí, para la fiscal quedó claro que ella empuñó el cuchillo y se lo terminó clavando debajo de las costillas, sin dejarle salida porque el puntazo fue a dar a la vena cava y el joven murió desangrado.

María Noriega en cambio quiere a su cliente absuelta por defenderse y defender a sus hijos o en todo caso condenada pero libre, con una mínima por excederse en su legítima defensa. Para la defensora se probó que Andrada fue una víctima más de una relación cargada de violencia a causa de las adicciones al alcohol y las drogas de su pareja. Es más, concluyó su alegato con la renombrada frase: "Ni una menos".

Hoy, el tribunal escuchará las últimas palabras de la acusada y dará su veredicto.