Los llantos, a veces a gritos, llevaron al juez Víctor Hugo Muñoz Carpino (Sala I, Cámara Penal) a parar tres veces la audiencia para que el sacerdote, Walter Bustos, pudiera reponerse de lo que parecía el doloroso agotamiento de contar su versión: ‘nunca fui un abusador, estoy cansado de que me vean como un abusador (…), siempre respeté a los niños porque son lo más sagrado. Me duele la traición y las mentiras, esto lo hicieron para tapar los abusos de F. Le pido justicia su señoría y que crea en mi inocencia’. Esas fueron algunas de las más salientes frases del religioso al declarar, sin dudar al decir que los dos jóvenes que lo denunciaron, lo hicieron para zafar de los abusos que uno de ellos (el menor, tenía 15 años) había cometido contra dos primitas.

Más de tres horas consumió el cura, para replicar con detalles y nombres de testigos, cada uno de los episodios y las situaciones en las que esos dos jóvenes dijeron haber sido abusados por él cuando eran niños o adolescentes.

Al intentar demostrar que los denunciantes mentían, detalló varios episodios en los que esos jovencitos se propasaron. Así, dijo que una vez le chocaron el auto y armaron una maniobra para que el seguro igual los cubra. También aseguró que uno de esos jóvenes una vez le sustrajo la llave del auto a una vecina y luego le sacó plata a la mujer, diciéndole que era para dársela a otro chico, supuesto ladrón. ‘Podían ser niños ante la ley, pero eran audaces, tomaban fumaban, salían de noche coimeaban, hacían grandes travesuras (…) ellos te utilizaban como querían. Mi error fue no ponerles límites’, aseguró.

Durante su exposición, uno de los hermanos que lo señalaron como abusador, se fue ofuscado de la sala de audiencia.

‘Yo aún me pregunto ¿porqué estoy acá, qué les hice, porqué me hicieron esto?. Nadie elige de padrino a su abusador, nadie, ni publica la foto en Facebook’, aseguró en otro tramo de su declaración, mientras mostraba al juez y a las partes (la fiscal Marcela Torres y su defensora Sandra Leveque) las fotos de ese acontecimiento, ocurrido antes de ser denunciado.

Y agregó: ‘pero esto no viene solo de F. no se aprende del día a la noche, el fruto no cae lejos del árbol, todos (los de la familia paterna de los denunciantes) son así’, dijo en clara alusión al padre los jóvenes que lo señalan como su abusador, un hombre sobre el que deslizó sus sospechas de ‘maltratador’ y al que no dudó en retratar como un ‘arrebatado’. ‘Intentar hablar con él es como tratar de hablar con un león’, graficó.

También mencionó episodios sexuales de esos jovencitos que -dijo- pudieron estar inducidos por otro familiar de ellos. ‘Averigüen bien, se los suplico’, pidió.

Luego de declarar, el religioso respondió preguntas de la fiscal quien, al parecer, no quedó del todo convencida de ‘su verdad’.

LA ACUSACIÓN

Bustos había sido denunciado el 28 de agosto de 2017. Fue procesado y pasó 1 año y 5 meses preso en el Penal de Chimbas, por graves abusos contra tres hermanos. Pero luego un tribunal lo dejó en libertad, al modificar los ilícitos que le imputaban, sobreseyéndolo de los supuestos ataques al mayor, quitándole agravantes y dejando en pie solo las sospechas contra los dos hermanos más chicos, por maniobras relativamente más leves: abusos simples agravados por el daño en la salud mental.

Sin embargo, durante el juicio la fiscal Marcela Torres entendió que en aquel fallo que sirvió para dejarlo en libertad, no significó un sobreseimiento y por eso insistió en acusarlo de cometer abusos sexuales gravemente ultrajantes, agravados por ser ministro de un culto religioso.

De esa nueva acusación se defendió ayer el religioso (también aportó testigos), algo que había intentado hacer el lunes, pero que no fue posible por su ‘crisis de nervios, que lo llevó a estar un rato llorando a gritos’, dijeron fuentes judiciales.