Las protestas en las cárceles, que acusan pésimas condiciones ante la pandemia de coronavirus, comenzaron a replicarse en todo el país. En Mendoza, un grupo de presos de los penales de Boulogne Sur Mer y San Felipe se cosió la boca e inició una huelga de hambre para reclamar una respuesta inmediata a sus pedidos de prisión domiciliaria y salidas transitorias.

Los reclusos sostienen que es imposible el aislamiento por coronavirus en la cárcel, y adoptaron estas medidas extremas para visibilizar su pedido. Señalaron que tienen miedo de que el virus se propague en los complejos penitenciarios debido a que el hacinamiento y las “malas condiciones de limpieza” hacen que el lugar sea propicio para el contagio.