Hace unos días la modelo Sofía "Jujuy" Jiménez protagonizó un momento que en apariencia fue incómodo aunque poco creíble para gran parte de la platea que sigue el programa "A la Barbarossa", que emite Telefe todas las mañanas. Sucedió que la panelista estaba bailando y al girar se vio una mancha de sangre en su pantalón blanco. Georgina, la conductora, trató de salvar la situación pero a las horas se supo que esa pantomima era una campaña publicitaria de una empresa que fabrica toallas femeninas y que pretende "normalizar" esta etapa natural de las personas. Aunque contradictoriamente también apeló a la vergüenza y al ocultamiento, al menos este suceso puso en el tapete al tema de la menstruación que a pesar de ser tan largo como la historia de la humanidad sigue siendo un "tabú", del que poco se habla y mucho se esconde. A la par a nivel internacional hay una movida tendiente a fomentar la "Salud menstrual", y todo lo que eso significa sobre todo para aquellos sectores más empobrecidos. Expertos en este tema como la médica Evangelina Cueto, médica de la UBA -MN: 120230-, pediatra formada en el Hospital Garrahan, especialista en Adolescencia del Hospital Gutiérrez y diplomada en Educación Sexual Integral por FLACSO, brindó una nota a Revista OH! para hablar desde su experiencia y aclarar términos que hasta ahora no eran moneda corriente en gran parte de la población. También opinó sobre la campaña publicitaria señalada.

Evangelina Cueto, médica pediatra especializada en adolescencia y educación sexual.

-¿Qué se entiende por Salud Menstrual?

Es un concepto novedoso, que, hace relativamente poco, comenzó a circular en la agenda pública. Si bien el activismo menstrual lleva décadas, la vinculación entre salud y menstruación es de aparición reciente en distintos programas del Estado, o de otros organismos y aún escasea en los medios de comunicación.

La noción de Salud Menstrual está ligada al derecho de las personas menstruantes a no sufrir reducción (o directamente pérdida) de oportunidades educacionales, sociales y laborales por el hecho de cursar el sangrado. Se trata de la idea de salud y bienestar como derecho fundamental que está hermanado con la igualdad de género: claro que la falta de agua y saneamiento y acceso a los productos de gestión menstrual -en términos de impacto sobre la higiene menstrual-, afecta a las personas con capacidad de menstruar, no a los varones.

Entonces Salud Menstrual es un derecho fundamental que garantiza bienestar, comodidad y condiciones saludables durante la menstruación para una vida digna.

-¿Cuáles son los productos de gestión menstrual a los que haces referencia? 

Son los distintos elementos que podemos utilizar para contener la menstruación. Antes de que existen los productos de gestión menstrual descartables (toallitas y tampones), las mujeres gestionaban su menstruación de manera más artesanal y, por supuesto, también más errática. Pero a medida que avanzó el siglo XX y se industrializaron estos productos, se comenzó a lograr de manera "más eficiente" borrar los rastros menstruales, tal cual la pretensión de nuestra cultura. Mientras más logró la industria pulir estos productos, más contundente fue la desaparición de la menstruación. Entonces, se puede decir que estos elementos de gestión menstrual "modernos" que nos trajo el siglo XX, fueron los encargados de que podamos cumplir con el mandato social de no mostrar nada que tenga que ver con nuestro sangrado. Pero el punto es que el acceso a estas herramientas, es claramente desigual. Se trata de productos costosos en un mundo donde las mujeres y otras diversidades ganan menos dinero que los hombres. Para que se entienda podemos decir: las mujeres somos más pobres y -aun así- tenemos un gasto fijo extra por menstruar.

-Entiendo que se han sumado algunos más ecológicos y apropiados para estos tiempos.

Así es. Se sumaron a la cartera de productos de gestión menstrual algunos muchísimo más ecológicos y reutilizables como bombachas, copas y hasta toallitas. Es muy interesante que se hagan conocidas estas formas de gestión menstrual, porque además de tener menos impacto medioambiental, son más económicas. Hay varias ventanas que se abren a partir de la historización sobre estos productos mal llamados de "higiene femenina". En este sentido, recomiendo un Libro que se llama "Cosa de Mujeres" de Eugenia Tarzibachi, que, en lo personal me resulta maravilloso.

 -¿Son muchas las personas que no tienen acceso a los métodos de gestión menstrual? ¿Se hace algo a nivel oficial para ayudar a esos sectores?

Sin dudas son muchísimas porque son costosos y, por no estar considerados artículos de primera necesidad, pagan IVA. Hace relativamente poco que existen aisladas normas en algunas jurisdicciones, para garantizar la repartición gratuita en ciertos sectores como los contextos de encierro y escuelas, pero todavía estamos lejos de que se traten de experiencias masivas. También hay algunas legislaciones a nivel internacional que surgieron en los últimos años.

Me encantaría brindar datos duros y certeros acerca de cuántas chicas incurren en ausentismo escolar por cursar la menstruación, pero como se trata de un tema tabú -yo diría el Gran Tabú-, las aproximaciones estadísticas no terminan de reflejar la magnitud del problema.

En lo personal, puedo dar cuenta de que muchas jóvenes que atendí en hospitales, no van a la escuela durante la menstruación por no contar con elementos de gestión menstrual suficientes. Y en una sociedad que pretende que la menstruación no se note -no toleramos ninguno de sus rastros- suena lógica la triste decisión de necesitar ausentarse del mundo en "esos días" si no contás con medios económicos. En el Hospital tampoco se reparten estos artículos de manera corriente.

Por último, agrego una reflexión que tuve recién luego de escuchar el relato de mis pacientes: cada vez que participé de campañas de ayuda humanitaria, acerqué alimentos no perecederos, pañales, abrigo pero jamás, algún producto de gestión menstrual. Directamente, a pesar de menstruar, no se me cruzó por la cabeza. Así opera el tabú.

-Evidentemente considerás que todavía es un tabú la menstruación, pese a todos los avances obtenidos.

Pienso fuertemente que sí. Tabú viene de la voz polinesia que marca lo sobrenatural, lo prohibido. Los fenómenos tabú son tan aterradores, que no se los nombra. Con la menstruación es fácil de comprenderlo porque a lo largo de la historia -y todavía hoy-, nos encargamos de eludirla o de que aparezca a través de eufemismos absurdos como el viejo "Andrés, el que viene una vez por mes" o directamente diciendo "me vino" -sin aclarar qué es lo que vino-. Me parece fundamental sacarla del closet, hablar de menstruación, conocer más sobre su fisiología y los métodos para gestionarla. Para que la Salud Menstrual de la que hablábamos al principio sea verdaderamente un derecho, necesitamos desmantelar el tabú. Las chicas no pueden crecer con la idea de que a sus cuerpos les sucederán fenómenos ligados a la vergüenza. Yo lo entiendo como prioritario.

-A primera vista uno entiende que las niñas están más y mejor informadas que hace algunos años para recibir su primera menstruación o ¿pensás que falta educación en este sentido?

En Argentina tenemos la Ley de Educación sexual Integral -Ley 26150-, que debe garantizar información, entre otras cosas, sobre menstruación. También sabemos que esta Ley se tropieza con muchos obstáculos socioculturales y que su implementación es parcial. Pero apuesto a que es una herramienta central para cambiar la realidad en cuanto al derecho a la información. También me parece importante que el sistema de salud siga apostando a espacios para adolescentes donde el abordaje integral y basado en los derechos esté garantizado. Los pediatras también tienen que poder brindar información y colaborar con las prácticas vinculadas a Salud menstrual, sino, corremos el riesgo de llegar tarde. No nos olvidemos que el promedio de menarca (primera menstruación) es aproximadamente a los 12,5 años y los pediatras vemos a este grupo etario. En cada sector hay algo por hacer en materia de Salud Menstrual: cuanto más hablemos a nivel comunitario, vamos a empujar con más fuerza las legislaciones pendientes.

-¿Te parecen válidas las campañas masivas como la que hizo una marca de toallitas en los medios nacionales para tener más info y romper tabúes?

Celebro cualquier acción tendiente a visibilizar la menstruación, pero me parece importante pulir cada vez más los discursos publicitarios. Si vamos a seguir hablando de "estar indispuestas" cuando estamos menstruando, aparece un contrasentido y se refuerza el tabú. Si hablamos de "cuidado femenino" también encuentro trampa. Si actuamos la vergüenza y tenemos que salir rápido de la situación para que la cámara no nos vea, es porque seguimos apostando al ocultamiento. Por su puesto estamos algo mejor y es un gran avance enrocar el líquido azul que se parece más a un producto de limpieza que a la menstruación, pero, desde mi punto de vista, todavía hay mucho, pero mucho, por desarmar. Y esto es esperable, porque estamos empapadas de narrativas estigmatizantes desde hace siglos.

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