El pavimento y la banquina se trasformaron en el lugar donde pasan las horas y hasta donde hacen dormir en la noche a los niños, mientras ellos cuidan que los autos no pasen por ese lugar que es como un gran campamento a la intemperie. Con pedazos de camas, las puertas de los muebles o las cañas que quedaron sanas, luego de los derrumbes, improvisaron carpas para que el sol no los moleste y puedan conservar algunas botellas con hielo. Así, de la manera que pueden y tratando de contener la bronca y la angustia, viven cientos de personas que quedaron en la calle luego del terremoto que se originó en Sarmiento y sacudió a la provincia el pasado lunes en la noche.
Y mientras los vecinos se las arreglan como pueden y sin tener dónde y con qué cocinar porque perdieron hasta las cucharas, desde los municipios de Pocito, Sarmiento y Rivadavia (los departamentos más perjudicados) dijeron que están haciendo relevamientos, pero que ya llevan contabilizadas unas 1.500 familias afectadas, entre las que perdieron sus casas por completo y las que sufrieron daños en sus viviendas. Según los intendentes de estas tres comunas, están definiendo de qué manera asistir a las víctimas. Dijeron que trabajarán para entregar materiales de construcción y hasta ayudar con el pago de alquileres, pero todos admitieron que se vieron sobrepasados por la situación y que tendrán que buscar más recursos para poder brindar la correcta asistencia.
Puestos
7 puestos de asistencia montaron en Pocito para que la gente pueda buscar comida, agua fría o caliente o ir al baño. Están en las zonas más afectadas.
El terremoto
Según los datos finales que dio el Instituto Nacional de Prevención Sísmica, el terremoto del lunes pasado en San Juan fue de 6,4 de magnitud. Se produjo a 8 kilómetros de profundidad y a 57 kilómetros al sudoeste de la Ciudad. Esto, bien cerquita de Media Agua, en Sarmiento.
En Rivadavia
El intendente de Rivadavia, Fabián Martín, dijo que ellos ya recibieron 800 pedidos de ayuda, pero que no todos son por problemas graves. Dijo que la gran mayoría son roturas menores en las casas y que los que sufrieron dificultades más serias son personas de los asentamientos.
En Sarmiento
Sarmiento fue el epicentro del terremoto, pero según el intendente Mario Martín, los daños no fueron tantos como creían. Según un relevamiento que hicieron, 95 personas perdieron sus viviendas por completo y otras 91 sufrieron algunos daños en sus casas. Todas, viviendas precarias.
Pocito
Pocito es el departamento más afectado por el terremoto del lunes pasado. Armando Sánchez, intendente de esta comuna, dijo que ellos aún no terminan de relevar las familias y que creen que más de 600 casas quedaron totalmente inhabitables, en distintos rincones del departamento.
Ayuda
9 millones de pesos serán destinados para cada uno de los tres departamentos más afectados, que son Pocito, Rivadavia y Sarmiento.
Y mientras los damnificados aún no saben cómo harán para seguir con su vida, desde los municipios que se vieron más afectados dijeron que están organizando los fondos y el personal para brindar la asistencia.
En uno de los costados de calle Aberastain, entre 15 y 16 (Pocito), los escombros reflejan la realidad. Y al mirar hacia el otro lado de la calle, las carpas improvisadas, los niños sentados debajo de cartones sostenidos por cañas y los colchones que fueron apilados para dejar que pasen los autos hacen que la postal sea aún más dolorosa. "Llevo dos días sin dormir y cuidando que los autos que pasan no pisen a mis hijos que duermen ahí, sobre unos colchones. Llevan 2 días comiendo lo que los vecinos de la zona nos traen", dijo Cintia Leiva, que vive en uno de los asentamientos más afectados de Pocito, mientras que Rosa Brizuela, una mujer de 70 años que vive con sus nietos y una bisnieta de 5 meses, comentó que ella no sabe cómo hará para volver a empezar. "Un vecino y sus amigos nos traen comida y leche para los niños. Además, gente de la ciudad trajo agua, hielo y ropa, pero no tenemos ni dónde ir al baño", agregó la mujer.
Con la cama tendida como si estuviera en el interior de la casa, con las almohadas acomodadas y con una manta que pudo rescatar de entre los adobes, Ivana Bustamante, que está embarazada, comentó que ella durmió ahí durante la noche del martes, mientras otras mujeres armaron una gran habitación en el acoplado de un camión que un vecino les prestó. "Ahí pusimos los colchones y acostamos a los niños, tenemos miedo de los bichos y no queremos que estén en el suelo", dijo otra mujer. Y mientras muchos optaron por quedarse en la calle, porque es el único lugar sin escombros que encontraron, hubo otros que armaron sus campamentos a cielo abierto, en el patio de sus casas.
Entre los patos, algunos caballos y con el televisor sobre el gallinero, Cintia Mondaca comentó que pasó ahí la noche con su hijo de 5 años y su esposo. "Aún no puedo creer que estemos viviendo así y no sabemos cuánto tiempo vamos a pasar de esta forma", dijo la mujer, mientras que su suegro y unos cuñados levantaban con palos y nailon una carpa grande para que todos puedan pasar las noches venideras.