Osaías Benjamín Quiroga seguro que ahora no lo entiende. Pero en un tiempo su familia le dirá que el miércoles 19 de junio de 2019, cuando tenía 1 año y 9 meses, volvió a nacer. Que por seguir a un perro terminó adentro de un canal. Y que el hecho de estar vivo tiene mucho que ver con un vecino que se tiró al agua para salvarlo.
La anécdota dirá que todo ocurrió cerca de las 14 de ese día, cuando jugaba con sus primitos en el fondo de su casa del Barrio Salomón, en la localidad albardonera de Campo Afuera. Su papá, Federico Quiroga (22), estaba en su trabajo como obrero en un barrio en construcción. Su mamá, Vanesa Salinas (23), cuidaba a su hermanito menor dentro de la casa.
Esa tarde parecía ser otra más. Pero de un momento a otro la tranquilidad se cortó intempestivamente, cuando la obsesión que tiene por los perros lo llevó a seguir a uno que andaba por allí, entre los niños.
El problema fue que el animal tomó para la calle. Y el niño, inocente, sin saber del peligro que corría, se fue detrás. Lo que buscaba era alcanzarlo para acariciarlo, mimarlo, pero se quedó en el intento. La hipótesis de la familia es que apenas cruzó la vereda, Osaías resbaló y cayó al canal que pasa por la puerta de la casa, que no venía lleno, pero que con el agua que traía alcanzaba para taparlo por completo.
Mientras eso pasaba, el resto seguía metido en sus cosas, con normalidad. Esto también corría para Juan Carlos, un minero que vive al lado y que aprovechaba su día de descanso para entretenerse pintando las rejas. Seguramente en ese momento nunca se le pasó por la cabeza que se estaba por convertir en el héroe de la película, cuando al levantar la mirada pudo ver a la criatura flotando en el agua, boca bajo, sin moverse.
"Tienen que haber pasado más o menos 3 minutos desde que se cayó hasta que mi vecino lo vio", apuntó Federico Quiroga, el padre del nene.
Juan Carlos ni lo dudó. Corrió, se arrojó al canal y lo sacó, casi sin signos vitales. Y como si fuera poco, se encargó de reanimarlo con la ayuda de su pareja y en su camioneta lo llevó con su madre hasta el hospital departamental, donde lograron estabilizarlo. Además de raspones en la espalda, los brazos y la cara, el pequeño tenía signos de hipotermia. Después, en ambulancia lo trasladaron al Hospital Rawson, donde pasó la noche internado, mejorando notablemente.
"Tranquilamente se podría haber ahogado, fue una desgracia con suerte. Con mi vecino hablé para agradecerle, la verdad es que le debo la vida. La vida de un hijo no se paga con nada", cerró el padre mientras abandonaba el hospital con un sonriente Osaías en sus brazos.
Si no hubiese sido por mi vecino mi hijo se moría ahogado. La verdad es que le debo la vida. FEDERICO QUIROGA – Padre del nene