Batucada y calor popular. Los uruguayos de Agarrate Catalina hicieron la ‘bajada’, una forma tradicional de la murga rioplatense, hermanados con la multitud local alegre y gustosa del toque carnavalero que contagiaron los charrúas.

 

Una experiencia singular en las alturas y a cielo abierto, se vivió anoche en Calingasta. El Concierto de las Américas, tuvo como resultado una policromía cultural que tuvo a la diversidad artística en el centro de la escena. Música rioplatense de Agarrate Catalina, con toda su tradición del género de la murga uruguaya; el son cubano y el entrevero de ritmos afroamericanos de Ibrahim Ferrer Jr.; la frescura y espontaneidad de las cuerdas del ensamble de la Orquesta Escuela de San Juan; y la energía de los cuerpos en movimiento al son de los ritmos tradicionales del folklore local y latinoamericano del Ballet Nuevo Arte, confluyeron esa mixtura de disciplinas, trayectorias y recorridos que conforman una buena parte de la identidad del continente. Todo, ante unas tres mil personas, aproximadamente.

Mientras los asistentes ascendían a la base del cerro, la Orquesta Escuela de San Juan dio la bienvenida con sus sinfonías al caer el sol. Cuando el manto nocturno quedo alumbrado con las estrellas y la luz de la luna creciente, el escenario natural fue ideal por la accidentada formación geológica del Cerro Alcázar iluminada por los proyectores. Sin muchos preámbulos por parte de la presentadora Marcela Podda, Agarrate Catalina entró en acción con las voces en coro y sus rostros pintados de carnaval. El show propuesto fue ‘Un día de Julio’, un espectáculo singular con la historia de Julio, un joven que dedicado a arreglar los artefactos de los vecinos, se opone a la cultura capitalista de una sociedad de consumo y fijada por valores materialistas que anulan y alienan a los individuos. El protagonista, Julio, que solo aspira vivir en el mundo de la ciencia y el conocimiento, huye de tener cualquier contacto con el exterior de su casa, las discusiones políticas con su madre -que quiere que de una vez se emancipe, madure y consiga trabajo-; el cuadro coreográfico con las ratas, las couplés y los extravagantes trajes, fueron algunos puntos fuertes en que se apoya la trama de una historia que profundiza la crítica social, lo absurdo de la vida cotidiana y las relaciones humanas. La murga charrúa con su ácido humor, el estilo rioplatense de la batucada y el repique, no dejó respiro a los animados espectadores para descansar de reír.

 

Más de 3 mil personas según estimaciones brindadas por Gobierno de San Juan. Además, de las plateas y gradas preparadas, los espectadores ocuparon los cerros para no perder de vista el show.

 

Después de unas palabras de agradecimiento del líder, Yamandú Cardozo, tocaron la retirada con una demostración de percusión, redoblantes, bombos y platillos que generó un fuerte aplauso de la platea. La joya del encuentro, fue la conocida bajada que, emulando al cierre del famoso Tablado uruguayo, la murga se mezcló entre la multitud que no dejó de bailar.

Durante el intervalo, el Ballet Nuevo Arte, dirigido por Cecilia Soler y Carlos Illanes, hizo una intervención coreográfica con estilos de fusión sudamericanos, mestizaje de etnias y sonidos del continente, entrelazados con voces de narradores en off de importantes referentes de la música folklórica.

 

La troupe uruguaya ofreció el show “Un día de Julio”, una divertida propuesta, reflexiva y crítica sobre la sociedad de consumo.

 

El momento de Ibrahim, fue un capítulo aparte y no menos significativo de la jornada. El músico cubano regaló un repertorio variado pero exquisito para los más melómanos, sin embargo, aquellos que lo escuchaban por primera vez tocar, quedaron con rostros de asombro mirando con atención y en respetuoso silencio.

 

El Ballet Nuevo Arte, con artistas locales realizó una colorida intervención con un popurrí de ritmos latinos.

 

El hijo del padre del Son Cubano, presentó clásicos y contemporáneos impregnados por el latin jazz, la bossa nova, la bachata y otros ritmos del continente. Un hombre de mundo y una humildad enorme para dirigirse hacia el público. El artista quedó impactado por la geografía y la calidez que recibió de los espectadores. ‘¡Buenas noches Calingasta! Primera vez que tengo la suerte de estar acá, en esta noche bonita y latinoamericana’, dijo el cantante quien aprovechó el clima para regalar un bolero lleno de intensidad, ‘Perfume de gardenias’. Fue un deleite en medio de la imponente geografía sanjuanina.

 

De cuba con amor. Ibrahim Ferrer Jr. desplegó lo mejor de su clásico repertorio de canciones en clave de son, latin jazz y bachata

 

FOTOS DANIEL ARIAS