En una serie desvirtuada por el cobarde ataque sufrido por el micro de Borussia Dortmund en Alemania en la previa al partido de ida, Mónaco hizo su parte dentro de la cancha y se quedó con una cómoda clasificación a las semifinales de la Liga de Campeones de Europa al imponerse por 3-1 en la vuelta, que le dio forma a un rotundo global de 6-3. 

 

El encuentro de ida, que había sido postergado un día por las explosiones que generaron la lesión de Marc Bartra, le había dado a la llave una tendencia que en el Principado no tardó en confirmarse. Es que iban solo tres minutos de partido cuando la joven promesa francesa de 18 años, Kylian Mbappé Lottin, aprovechó un débil rebote del arquero Roman Burki y con una certera definición puso el 1-0. 

 

Apenas 14 minutos después apareció Radamel Falcao (PT 17m) para estirar la ventaja y empezar a sentenciar la historia. Borussia Dortmund, un equipo con voracidad ofensiva, asumió su rol, quemó los papeles a los 27 minutos de la primera etapa al sacar a un defensor y poner un delantero y salió abiertamente a buscar el milagro. Tres goles, en ese contexto, hubiesen significado una definición en tiempo suplementario y, eventualemente, penales. 

 

Marco Reus (ST 3m) acortó ventajas en la etapa final tras una brillante maniobra individual de Ousmane Dembélé y la resistencia de Mónaco parecía tambalear. Apostando estrictamente al contragolpe, el elenco francés se replegó y le achicó los espacios al Dortmund, que tenía en Dembélé, el mismo Reus y Aubameyang a sus principales cartas de ataque. 

 

Sin embargo, la historia no iba a cambiar su rumbo. El equipo alemán no pudo encontrar la fluidez que suele mostrar en ataque y la contra que tanto esperaban los locales llegó. Fue el ingresado Valere Germain quien aprovechó los espacios que dejó la defensa rival y puso el 3-1 que desató la fiesta en el Stade Luis II. 

 

El 6-3 global da cuenta de una serie que fue menos pareja de lo esperado, pero que no admite la omisión del atentado al micro del Dortmund a la hora del análisis. Los méritos de Mónaco fueron inobjetables y es un justo semifinalista, pero queda la sensación de que el equipo alemán nunca pudo recuperar el foco tras los incidentes.