Dentro del amplio universo que comprende a los jóvenes hay una diversidad de situaciones que deben ser observadas con mucha atención por el impacto que tienen en el resto de la sociedad. Uno de los grupos más preocupantes lo constituyen los jóvenes que no estudian ni trabajan, a los que no sólo hay que motivar sino también ofrecerles las herramientas necesarias para su inserción en la vida productiva.
A nivel país el porcentaje de los que integran este grupo -que aumentó a consecuencia de la pandemia del covid-19- alcanza el 24% (cercano a un millón de jóvenes), muy alto si se tiene en cuenta que en el resto de la región apenas se supera el 16% y a nivel mundial el 13%. En San Juan, si bien no hay cifras exactas de jóvenes en esta condición, se estima que el porcentaje es menor que en la Nación, al representar el 15% del total de jóvenes que comprenden a mayores de 15 años hasta la adultez. Esto es así porque la mayoría accede a comenzar una carrera terciaria o universitaria aunque posteriormente no la termine. El problema se origina cuando estos jóvenes abandonan los estudios y no encuentran, por su escasa formación, inserción en el mundo laboral.
A este grupo se lo debería apuntalar no sólo motivándolos con iniciativas de tipo recreativas o participativas que pueden resultar muy positivas, sino también encausándolos a actividades productivas e incorporándolos a un modelo de vida distinto al que han asumido.
Desde las áreas específicas del Gobierno provincial, entre ellas la Dirección de Juventudes o Desarrollo Humano, se debe poner mayor énfasis en enfocar los programas de promoción de trabajo y empleo a este grupo etario. De la misma manera en que en estos últimos días se han realizado distintos eventos recreativos vinculadas con la juventud, que resultan muy positivos para elevar el ánimo en un momento en que comienzan a recuperarse la mayoría de las actividades, hay que proponer líneas de acción que lleven a este grupo a incorporar habilidades que les permitan una efectiva inserción social a través del trabajo y la productividad.
La enseñanza de nuevos oficios que respondan a las necesidades del mercado, tanto para varones como mujeres, es el camino a seguir para aprovechar esta fuerza laboral. Se sabe que hay demanda de personas que se dediquen a la trazabilidad y a ser operarios de diversas máquinas destinadas al agro y a la industria. También se están necesitando perforistas, conductores de camiones mineros, de máquinas cosechadoras y otras nuevas tecnologías recientemente incorporadas. Oficios de tipo práctico como los que se pueden impartir en escuelas de capacitación laboral o agrotécnicas también son muy necesarios y una buena salida para una juventud que le está tocando uno de los más duros momentos de la historia y que hay que reencausarla para aprovecharla en todo su potencial.
