Dos motochorros identificados como José Luis Guajardo y Miguel Ismael Vega, fueron condenados a 6 años de prisión de cumplimiento efectivo por haber robado y disparado contra la víctima mientras lo perseguía luego del violento asalto que sufrió el pasado 13 de abril.
Uno de los imputaos, Miguel Vega, deberá cumplir 12 años y 7 meses de prisión efectiva por ser reincidente en el robo con uso de arma de fuego y daño simple en concurso real.
El hecho se produjo el pasado 13 de abril, cuando la víctima (un preventiva de distribución de galletas y golosinas) se encontraba tomando un pedido en la puerta de un kiosco ubicado en calle Gobernador Castro esquina Néstro Kirchner, en el departamento Rawson.
Los sujetos antes mencionados, abordo de una motocicleta lo increpan, y a punta de pistola le exigen que le entregue el dinero y pertenencias. Ante la negativa del preventivas, uno de los sujetos forcejea mediante algunos golpes y logra quitarle la tablet que utiliza para levantar los pedidos.
El relato judicial indica que antes de emprender la huida, los motochorros le apuntan con el arma y le disparan directamente al cuerpo sin lograr impactarlo, para luego emprender la huida.
El muchacho -victima de robo- decide perseguirlos abordo de una fiat fiorino, y al ver esto los malvivientes mientras continuan la huida comienzan a disparar contra la victima que los perseguia, acestando algunos disparos en el radiador, en el capot y en el parabrisas del vehículo.
Habiendo realizado varias cuadras en las adyacencias del lugar, un patrullero de la policía, que hacia recorridas en las cercanías, se percata de la situación y se acopla en la persecución, mientras pide apoyo.
Así es que llegando a la intersección de calles Maurin y Chacabuco (Rawson) los malvivientes se caen de la motocicleta, y se levantan inmediatamente para continuar la huida a pie, ambos en direcciones opuestas.
El agente de policía que venia a bordo del patrullero comenzó a perseguir de a pie a uno de los malvivientes que esgrimía el arma -apuntándolos- mientras raudamente se internaba en el inmenso descampado (basural) habido en el lugar, logrando la aprehensión en medio del descampado, sin lograr encontrar el arma de fuego.
Mientras que el segundo patrullero que servia de apoyo, se dio a la persecución del otro malviviente quien al levantarse corrió unos metros y se introdujo en el domicilio de su cómplice intentando esconderse entre los arbustos del fondo de dicha casa, pero fue detenido.
Acto seguido en busca de más elementos robados y del arma que portaban, los agentes policiales encuentran en una de las habitaciones del inmueble, cinco cartuchos de arma de fuego sin percutar (2 de calibre .32 y 3 de calibre .22), una pistolera interna de cuero color negra y unos envoltorios que contendrían aparentemente algún tipo de estupefaciente (marihuana), razón por la cual se hizo presente la división de drogas de la Policía de San Juan.