El joven ex jugador de rugby australiano, Sam Ballard, que contrajo lombrices de rata tras comerse una babosa, murió el pasado viernes, 8 años después que enfermó. 

 

Ballard falleció rodeado de su familia y compañeros y sus últimas conmovedoras palabras a su madre fueron "Te amo".

 

La trágica e insólita historia se remonta al año 2010, cuando el joven aceptó el reto de sus amigos de tragarse el molusco durante la celebración de su cumpleaños número 19 en Sidney, Australia.

 

"Estábamos sentados aquí para pasar una noche apreciando el vino tinto, tratando de actuar como adultos y una babosa llegó arrastrándose por aquí", explicó Jimmy Galvin, uno de sus mejores amigos. Momentos más tarde Sam preguntó si debía comérsela o no. "Así fue como sucedió", agregó. 

 

Al cabo de unos días, el joven sintió un fuerte dolor en las piernas. Los análisis médicos que le practicaron revelaron que el invertebrado que había ingerido era portador del parásito Angiostrongylus cantonensis, cuyos principales síntomas son dolor de cabeza intenso, náuseas, vómitos, convulsiones y otros trastornos neurológicos. 

 

La babosa, por su parte, había adquirido el parásito a través de heces de rata. La enfermedad que le dañó el cerebro y le provocó un estado de coma durante 420 días. Al despertar, el joven estaba cuadripléjico.

 

Katie Ballard, la madre de Sam, describió lo difícil que había sido la vida para él. No podía comer por sí mismo y necesitaba ayuda para ir al baño. 

Galvin afirmó que se disculpó con Sam por no haberlo detenido aquella noche del 2010 en la que le arruinó la vida y éste lo miró y se puso a llorar.