El líder del grupo yihadista Estado Islámico (EI), Abu Ibrahim al Hashimi al Qurashi, murió ayer junto a otras doce personas en una operación de Estados Unidos en el noroeste de Siria, días después de que los terroristas protagonizaran un motín en la prisión de Geweran, su mayor acción en el país desde 2019.
Según los detalles revelados por el presidente estadounidense, Joe Biden, el líder se inmoló "en un acto de cobardía final", provocando la muerte de varios miembros de su familia, después de que efectivos especiales de EEUU descendieran pasada la medianoche del miércoles en la aldea de Atme, en la provincia siria de Idlib.
De acuerdo con los Cascos Blancos, un grupo de rescatistas que opera en las áreas de Siria controladas por la oposición y que se encargó de tratar a los heridos y recuperar los cuerpos, un total de 13 personas murieron durante la intervención, entre ellos seis niños y cuatro mujeres.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) confirmó el fallecimiento de los seis menores. Mientras, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una ONG con sede en Reino Unido, aseguró que "una mujer de nacionalidad no siria se suicidó deliberadamente con un cinturón explosivo durante la operación y su cuerpo se hizo pedazos".
Como la mayor parte de Idlib, el último bastión opositor de Siria, la aldea de Atme está controlada por el Organismo de Liberación del Levante, que incluye la exfilial siria de Al Qaeda, antiguamente denominada Frente al Nusra.
Un miembro del Organismo fue asesinado "por error" durante la operación en este pueblo fronterizo con la localidad turca de Iskanderun, según informó el Observatorio, que también cifró en 13 las víctimas mortales. El asesinato de Al Qurashi, quien sucedió a Abu Bakr al Bagdadi después de que también él fuese aniquilado, se produce días después de un gran motín en la cárcel de Geweran.