Rafael Nadal no quería correr la misma suerte que Roger Federer en los cuartos de final del US Open 2018. El español no la tenía fácil. Enfrente, aparecía un rival que no le traía buenos recuerdos y que, encima, le aplicó un inesperado 6-0 de arranque. Pero el 1 del mundo, bajo un incesante calor, le pudo hacer frente a la situación. Levantó su nivel, venció al austriaco Dominic Thiem en un maratónico partido de cinco sets y accedió a semifinales donde chocará con el argentino Juan Martín Del Potro.
"Estoy deseando jugar contra él en pista dura por primera vez. Espero que sea un poco más fácil ganarle (que en arcilla) pero no estoy seguro", comentó Thiem (9º), en la previa al duelo con Rafa. El austriaco se refería a los últimos dos cruces que salió victorioso: el año pasado en Roma y esta temporada en Madrid, ambos en arcilla.
Y con 25 años, su primera aparición en los cuartos del último Grand Slam de la temporada parecía seguir el mismo camino cuando se vio 6-0 arriba en los 24 minutos que duró el primer set frente a un Nadal que no le encontraba la vuelta a ese duro comienzo en el Arthur Ashe.
Luego de haber sentido molestias en su rodilla derecha ante el ruso Karen Khachanov en tercera ronda y de haber estado cerca de ocho horas sobre la pista en sus dos últimos encuentros, Nadal se vio sorprendido por Thiem luego de tres quiebres de servicio. Con su saque, el austriaco no falló: 6-0 en apenas 24 minutos.
La historia cambió a partir de la segunda manga. Los quiebres recién llegaron sobre el final. Dos a favor de Nadal (en el octavo y décimo) y uno para Thiem (en el noveno). En 44′, el español redondeó una buena reacción para resolver el segundo set con 6-4 en el score.
Al tercer capítulo no le faltó acción: ambos "se mataron" a palazos. Thiem logró quebrar en el séptimo game y quedó 5-3 con su saque. Sin embargo, los errores no forzados le jugaron una mala pasada y desperdició una chance inmejorable. Perdonó a Nadal y lo pagó caro. A pura potencia, el español recibió con gusto los regalos y lo dio vuelta: 7-5 a su favor en poco más de una hora.
Los vaivenes siguieron en la noche de Nueva York. Cuando parecía que las semifinales estaban más cerca, el zurdo se encontró con una racha negativa. Perdió el servicio en el tercer set y el austriaco se adelantó 3-1. En el octavo game, Rafa logró emparejar las acciones con un quiebre en el cual no faltó el dramatismo.
En una bola de break, bajo el segundo servicio de Nadal, Thiem devolvió afuera con su revés. Sin embargo, pidió el ojo de halcón, el cual confirmó que la pelota se había ido más allá de la línea de fondo. Respiró el español y se puso 4-4.
En el momento crucial, cada uno defendió su saque hasta el tie break. El español falló de arranque, Thiem se puso 3-0 y volvió quebrar en el noveno juego: el 6-3 lo encaminó para quedarse con el set. Fue 7-6 (4) para el revoltoso austriaco que, después de 3 horas y media, estiró el encuentro a un quinto.
Todo parecía romperse en el undécimo game, cuando Nadal se vio favorecido por un triple break point. Thiem achicó con un ace y luego, una bola ancha de Rafa. En el último intento, el 1 de la ATP la dejó en la red. Envalentonado, el austríaco se adelantó 6-5 con un tiro ganador, tras un feroz peloteo, y otro error de Rafa en devolución.
Pero el español demostró que no está muerto quien pelea y emparejó las acciones con un 40-0 en su saque. Otra vez, al tie break. A esa altura, cualquiera podía ganarlo y estaba bien merecido.
Allí prevaleció la zurda de Rafa sobre la derecha de Thiem. Una subida a la red y una bola ancha del austriaco terminó de inclinar la balanza a favor del español. Fue victoria, luego de 4 horas y 49 minutos, por 0-6, 6-4, 7-5, 6-7 (4) y 7-6 (5).