
El pequeño Curtis Coleman, de 8 años, falleció en Indiana, Estados Unidos, tras comer las metanfetaminas de su padre, los cuales confundió con cereales.
Todo comenzó cuando el chico le pidió a su padre algo para desayunar, pero no le prestó atención. El menor no se quedó con los brazos cruzados y siguió buscando, hasta que se encontró con un plato con metanfetaminas.
En un momento de la mañana el menor comenzó a sentirse muy mal y el padre le pidió ayuda a una vecina.
La mujer le dijo que había que llamar al 911 de forma urgente, pero el sujeto le arrebató el teléfono de las manos y le gritó que no volvería a la cárcel.
Luego Curtis Gilbert Collman, ingresó a su habitación y salió con una pistola, apuntó a su vecina y le dijo que la iba a matar a ella, al niño y que tras ello se suicidaría.
En un momento de descuido del hombre de 41 años la mujer escapó y minutos más tarde el sujeto tomó al niño, el que ya estaba rígido, lo subió a su auto y salió a toda velocidad.
Al llegar a casa de sus padres, el pequeño se puso azul y fue su abuelo el que terminó comunicándose con el 911 en Indiana, indica New York Post.
Lo llevaron al Schneck Medical Center, pero era muy tarde y falleció.
El padre de Curtis fue detenido horas más tarde y fue acusado de múltiples cargos, por lo que si es encontrado culpable podría pasar un máximo de 50 años en la cárcel.
