Dos médicos que atendieron en el hospital Rawson al pequeño Exequiel Cuello (4 años) en un estado muy cercano a la agonía cuando ingresó (el 9 de diciembre de 2019) y el forense que revisó su cadáver 45 días después (el 23 de enero de 2020), describieron ayer ante un tribunal, el terrible cuadro de lesiones que presentaba ese nene, como las múltiples fisuras en su cola producto de ataques sexuales y el grave daño cerebral ocasionado por al menos un golpe que le dejó una fractura en su cráneo y, además, el síndrome del niño sacudido por el infarto cerebral generalizado que terminó con sus días.

Los médicos que abordaron en el hospital al pequeño fueron Iván Vega y Ángel Fernández. El forense, Carlos Cantoni. Los tres coincidieron en que los golpes y lesiones que presentaba el menor eran de reciente data (entre 24 y 48 horas de evolución). Que nunca pudieron ser producidos por el propio niño (como los cuatro moretones que tenía en su espalda) o las quemaduras en la planta de cuatro de sus dedos de su pie derecho. U originadas por problemas orgánicos naturales, como las siete fisuras en su cola, según los médicos del hospital (el forense habló de tres cicatrices).

También aseguraron que la fractura en el parietal izquierdo o las lesiones compatibles con el síndrome del niño sacudido, no se compadecen con una caída por accidente en la ducha del baño de su casa en Chimbas, como sostienen -polémica mediante- sus propios padres.

El caso está calificado como abuso sexual con acceso carnal agravado y homicidio agravado, con una única pena posible: perpetua. Y por ahora el padre del niño, Exequiel Contreras (31), es juzgado como único sospechoso en la Sala II de la Cámara Penal, integrada por los jueces Silvina Rosso de Balanza, Juan Bautista Bueno y Maximiliano Blejman.

Ante ese tribunal, su defensor oficial Marcelo Salinas, el fiscal Daniel Galvani y la abogada de la familia del nene, María Noriega, Contreras negó haber cometido semejantes ataques. Y apuntó contra su expareja, madre del niño, como la autora de los zamarreos y la única presente cuando supuestamente se cayó en la ducha. Y señaló a su cuñado, un hermano la joven, como posible autor de los ataques sexuales.

Pero a ninguno en Tribunales les cierra que este joven no notara ninguna de las lesiones que presentaba el pequeño. Y tampoco fueran percibidas por su madre ni nadie más en la familia. Todo indica que el pequeño debió haberse manifestado en desgarradores llantos ante el ataque sexual y al menos esa circunstancia debió ser percibida, por su padre o su madre, que lo bañaban y tenían contacto estrecho con él. Para esclarecer este punto, el fiscal ya pidió que los hermanitos mayores de la pequeña víctima declaren con el sistema de Cámara Gesell.