Señor director:

Hace unos días, este diario informó sobre el caso de Benjamín, el niño que se perdió en el campo pero que felizmente fue encontrado en perfecto estado. Rastreando antiguas noticias encontré la odisea de Ceferino, otro hecho similar ocurrido hace 46 años. Pero hay un caso anterior que fue narrado por Antonio Beorchia Nigris en este mismo medio y que es francamente apasionante. En 1958 el niño chileno Jacinto Rojas trataba de cruzar en mula a la Argentina con su anciano padre de 80, el cual se había enojado con su joven esposa. El niño debe haber tenido unos 7 u 8 años. A duras penas pudieron llegar a la Argentina trasponiendo el Paso de Las Flechas, en Iglesia. Todo se conjuró en su contra, las mulas murieron, las vituallas se terminaron y el padre, agonizando, lo envió a buscar ayuda a una mina. El niño extravió el camino y sobrevivió recolectando huevos de pájaros. Tuvo que cruzar ríos y en total padeció 14 jornadas de una feroz travesía. El 28 de diciembre de 1958 fue rescatado por Juan Víctor Poblete e Ignacio Rodríguez quienes rastrearon unas pequeñas huellas "de duende”, como describieron a las pequeñas pisadas de Jacinto. Alertados por unos débiles quejidos lo salvaron de una segura muerte. Lo tuvieron algunos días recuperándose en casas de la zona y luego lo terminan de curar en el Hospital de Rodeo. En San Juan fue recibido por el gobernador Américo García y todo el pueblo. Luego trasladado a Buenos Aires y posteriormente a Chile. En 1978 Jacinto vivía en Vallenar, Chile, y esa es la última noticia que tenemos de esta asombrosa historia.