Hoy el público sanjuanino que desee tener una experiencia musical diferente podrá acudir al Encuentro de Blues que protagonizarán tres importantes exponentes del género. Como anfitriones estará Bad Mojo; y como invitados especiales, dos figuras relevantes: Gabriel Grätzer, reconocido como "el embajador argentino del blues" ante el mundo y el músico paraguayo Gustavo Haase (en el ambiente blusero es nombrado como One man band). Una singular noche que se desarrollará en la sala de El Avispero (ver aparte) donde cada uno, con su propia impronta y recorrido sonoro, hará de este encuentro un momento para la escucha y el disfrute. Gabriel habló con DIARIO DE CUYO acerca de cómo el género atravesó fronteras y cómo caló hondo en los músicos argentinos.
– ¿Todavía sigue en el imaginario colectivo que el blues es sólo para entendidos?
– Para empezar, el blues es la semilla y la raíz de casi todas las músicas contemporáneas. Sin el blues no existirían el rock, el jazz, el heavy metal o el punk. Por su desarrollo cronológico y cultural, pareciera más difícil de visibilizar al blues, porque obviamente es parte de las demás músicas. Tal vez haya tenido menos prensa y marketing que el jazz y el rock. Puede ser que la mayoría de la gente desconozca la riqueza y la profundidad del género. Pero fuera de los Estados Unidos, en los últimos 25 años, la escena del blues argentino es muy importante en Sudamérica. Son cientos los argentinos que hacen carrera internacional. Hay una gran producción discográfica, hay numerosos festivales y visitas permanentes. Todo eso creo que hace que la gente empiece a perder cierto miedo a esta música y que se entienda que no busco tocar para eruditos, sino presentar una propuesta cultural amplia. Lo bueno que tienen los argentinos es que somos cosmopolitas. Un día pueden ir a ver a Luis Miguel, otro día a Sui Generis, otro a Fito Páez y después va al cine y al teatro. No se estanca con las cosas.
– ¿Hoy puede decirse que ya no es un ritmo ajeno a la cultura argentina?
– Exacto. El blues pasó sus fronteras geográficas, idiomáticas y culturales hasta convertirse en un lenguaje universal. Es cierto que el blues británico es el más visto actualmente con Los Rolling Stones, Led Zeppelin y Eric Clapton, pero el blues argentino tiene una poética muy propia. Cuando apareció Manal, marcó un quiebre, un antes y un después dejando mucha tradición nacional y muchos intérpretes que han sido cultores del blues argento como La Mississippi, Pappo, Black & Blues y tantos otros.
– ¿Qué necesidad había de crear una escuela de blues nacional?
– Aunque haya hoy tantos tutoriales, videos en Youtube y otras herramientas de aprendizaje, hace 23 años atrás cuando se creó la escuela no existía nada. Entonces, las formas de vincularse eran muy diferentes, los músicos de blues no estaban conectados entre sí y los chicos que querían aprender no tenían un lugar para aprender; lo cual atentaba contra la posibilidad que la escena fuera creciendo. En el fútbol, si vos tenés buenas divisiones de inferiores, incentiva a nutrirte un buen equipo de primera. Lo mismo pasa acá, la enseñanza da un lugar y un camino, no la verdad, pero sí un estímulo. Esto funcionó de mil maravillas y en dos décadas sigue vigente. Con la pandemia, pudimos subsistir de forma virtual, lo cual abrió un campo fundamental. El 30% del alumnado viene de otras provincias como San Juan y el exterior, que cursan a distancia y hacen que su vínculo con el género sea continuo y permanente.
– Más allá del conocimiento técnico o de la habilidad instrumental, ¿qué debe tener un músico de blues?
– Todas las músicas folklóricas tienen en su raíz la necesidad de crear una narrativa, de contar una historia, una leyenda, una epopeya o incluso vivencias personales. Esto no es exclusivo del blues, lo que tal vez se ha ido magnificando con los años y que quizás sea un estereotipo, es que el blues es puro sentimiento y pasión, como si otras músicas no lo tuvieran. Por su estructura, el blues tiene esto de "toquemos para generar una base que nos permita cantar lo que queremos decir". Por eso este espectáculo que daremos en San Juan, más allá de lo instrumental, no es para eruditos, ni para declarados fanáticos del blues. La gente se encontrará con el hecho de escuchar música e historias, para que entiendan qué cosas se dicen en un blues y en qué contexto. En definitiva, lo que se expone es un relato narrado a través de la música.
– ¿Qué cuestiones internas te lleva a expresar el blues?
– Muchos podrían pensar que al hacer covers es un recreador de obras de otras personas, pero no soy un repetidor, no elijo los temas porque "copa cómo suena". Presto atención a las letras y que esas letras me representen. Las canto como si fueran mi propia historia y las transmito de manera genuina, transparente, sincera…
– ¿Que te nombren como embajador te genera un status en la escena internacional?
– Por suerte hay cientos de bluseros argentinos por el mundo en carteleras importantes. No es gente que va a probar suerte afuera a ver qué onda. La profesionalización del blues argentino es trascendente. Cuando hice las giras por Europa, Asia y América, al principio sí era como un pionero, porque Pappo y La Mississippi no tenían tanta proyección internacional. Sin embargo, las repercusiones de estas giras motivaron a que Cancillería Argentina me diera este reconocimiento oficial. Pero el título no me da mayor responsabilidad o me genere algo especial. Soy consciente de que estoy tocando música de otras personas, la tomo prestada, mantengo ese legado, le imprimo un sello personal y no soy más o mejor que otro músico. El esfuerzo de cada artista es exactamente el mismo toque en el living de tu casa o en un auditorio para diez mil personas en Japón. De hecho, la gente en la calle me saluda: "Eh, embajador ¿cómo andás?" y hasta me gastan algunas veces con eso, pero lo tomo con muy buen humor.
– No obstante, que el libro sobre la historia del blues argentino que publicaste entrara al Salón de la Fama del Blues es todo un honor…
– Como hito personal son cosas que me llenan de alegría y es verdad: me da orgullo. Pero para que el libro exista, que lo escribí con Martín Sassone, primero tuvieron que existir miles de artistas que fueron escribiendo esta historia en Argentina, haciendo blues. Soy solamente un representante y es todo un hito que el libro no sólo esté en el Salón de la Fama, también en la Biblioteca de la Universidad del Blues de Mississippi. Es la primera obra escrita en español que ingresa a esa academia, con un blues que no es el de ellos. Eso ya es toda una hazaña.
Encuentro de Blues
Gabriel Grätzer tocó en más de 20 países y 80 ciudades en Europa, Asia y Norteamérica, más Argentina. En 2005 fue distinguido como "Embajador Argentino del Blues en el Mundo" por la Cancillería Argentina debido a sus múltiples giras representando al país en el mundo. Gustavo Sánchez Haase (One Man Band) es el guitarrista paraguayo que toca tres instrumentos en simultáneo, guitarra, batería y kazzo, emulando al esquema sonoro del Power Trío. Junto a los sanjuaninos de Bad Mojo actuarán hoy, en el Encuentro de Blues, desde las 21 hs en El Avispero: Escénica (Entre Ríos 1566 sur, Trinidad). Entrada general: $1.500. Anticipadas: 2645685073.