Mis amigos dicen que no les alcanza el tiempo. Que están agobiados, desbordados y estresados con tantas responsabilidades. "El día debería tener 50 horas" me dicen. ¿A usted le pasa algo parecido?

Recuerdo una simpática historia que puede ayudarnos a encontrar la clave de este problema.

Cuando Estados Unidos entró en guerra con Japón y ante la amenaza de un ataque, pensaron qué se podrían hacer para prevenir un desastre. Decidieron que dos marineros ubicados en una isla del Océano Pacífico, vigilen el eventual paso de la temible y poderosa flota japonesa y avisen a sus superiores para que puedan preparar la defensa y repeler el ataque.

Cómo debían vigilar las 24 horas, con solo dos marineros era imposible. Decidieron enviar seis para que hicieran turnos rotativos. Dos marineros más de resguardo, más otros por si se enfermaba alguno de los vigías. Ante esa eventualidad, hacía falta un médico y un enfermero y había que disponer un pequeño dispensario. Necesitaban construir una cocina y alguien que cocinara y lo mismo para el lavado de la ropa. Alguien que se ocupara de las comunicaciones, un capellán más y el staff que organizara tremendo despliegue. Lo que al principio fue resuelto con pocas personas, se convirtió en una base militar con miles de marineros a cargo de un almirante. Luego de un tiempo sin episodios significativos, efectivamente apareció la flota japonesa para la que tanto se habían preparado.

El nuevo liderazgo que necesitamos es aquel que se enfoca en cuestiones importantes y tiene el tiempo necesario para atenderlas.

Como nunca pasaba nada, los marineros que debían reportarlos estaban distraídos en un juego de póker para "matar el tiempo”.

Usted, estimado lector, ya se imagina lo que pasó. Cuando el alto mando recriminó al almirante que estaba a cargo de la base, éste les respondió: 

– "Tengo a mis órdenes casi dos mil efectivos que debo cuidar. Vestirlos, darles de comer, entrenarlos, curarlos, vigilar que no se peleen, que no roben. Una infraestructura gigante de edificios, camiones automóviles, armas, etc. etc.” (Dijo el marino con tono severo).
– "A ustedes les parece que con semejantes responsabilidades tenía tiempo para controlar si dos hombres estaban atentos o distraídos cuando pasaron los barcos”.

Estamos desbordados porque suele pasarnos como a nuestro pobre almirante. Son tantas las cosas que estamos haciendo que nos hacen perder el sentido central del por qué las hacemos y qué es lo más importante que, por ninguna causa, deberíamos olvidar.

Para enfrentar los tremendos desafíos del cambio epocal acelerado por la pandemia, el liderazgo que necesitan nuestras organizaciones y la sociedad no es el que hace muchas cosas. El nuevo liderazgo que necesitamos es aquel que se enfoca en las cuestiones verdaderamente importantes y tiene todo el tiempo necesario para atenderlas.

Definir la misión y la visión, los procesos clave, las áreas de resultado crítico o los factores clave de éxito es lo que la metodología del Planeamiento Estratégico nos ofrece para no perdernos en nuestras propias burocracias. 

Le propongo, estimado lector, que piense por unos minutos ¿cuáles son las tres cosas más importantes (sólo tres) que debe hacer en su vida para ser feliz? ¿Cuáles son las tres más importantes en su trabajo para ser exitoso? ¿Cuáles son las tres cosas como país para ser una gran nación?

 

Gustavo Mangisch
Director de Innovación y Calidad en Educación del Espacio Excelencia y de la Maestría en Nuevas Tecnologías (UCCuyo)