Recuerda que San Juan fue el último lugar donde destiló su apasionado flamenco antes de que se desatara la pandemia en 2020. Encariñado con la provincia y su gente, el regreso quedó como una materia pendiente, que finalmente saldará el próximo sábado, cuando -luego de su paso por Chile y en el marco de su gira sudamericana- hará vibrar las tablas del Teatro del Bicentenario al ritmo de su Sombra Efímera II, donde con su danza precisa y potente, permeable a otros lenguajes, el bailarín aborda distintas temáticas sociales que no le son indiferentes. Se llama Eduardo Guerrero, nació en Cádiz en 1983 y desde el vecino país dialogó con DIARIO DE CUYO sobre este arte que lo conquistó y del que es uno de los más aplaudidos protagonistas.
– Regreso y pospandemia, hay motivos para celebrar…
– Sí, lo estaba pensando cuando venía en el vuelo con mis compañeros, que la última actuación que hice antes de pandemia fue justo en San Juan: la residencia que estaba haciendo en el Teatro y la última actuación antes del regreso a España. Ha sido un tiempo un poco catastrófico, pero ya está… Es mi tercera vez allí y estoy muy contento y feliz.
– Ahora traés Sombra Efímera II. ¿De qué va?
– Es una propuesta que me hace mucha ilusión. Es un espectáculo que trata sobre la destrucción de la Tierra, el abuso del individualismo, la sexualidad, el consumismo, el empoderamiento de la mujer… La verdad es que hace un recorrido por lo social que estamos viviendo llevado a la escena.
– ¿Es un desprendimiento de la que estrenaste en 2018?
– A Sombra Efímera la planteamos en la Bienal de flamenco de Sevilla, se presentó allí, en la calle, dentro de una burbuja, conviviendo con los transeúntes y con la idea de que iba a ser algo efímero, que sólo iba a ocurrir en ese preciso momento en que estaba pasando. Pero como la elaboración del proyecto era muy interesante, luego decidimos que se podía llevar a la escena, así que trabajamos mucho para eso, con una elaboración escénica, con coreografía, vestuario e iluminación; y decidimos hacer un trabajo desde otro prisma…
– ¿El flamenco ha estado ligado tradicionalmente a lo social?
– El flamenco antaño hablaba de las situaciones que se vivían en el estado anímico de las personas, la gente que trabajaba en el campo, en las minas, en la fragua… Y lo que nosotros hemos hecho es trasladarlo al hoy, al momento que vivimos ahora, a la situación actual. Decidimos trabajar esta pieza como algo más grupal y dedicarlo a la actualidad…
– ¿La gente lo interpreta fácilmente cuando lo llevás al lenguaje de la danza?
– Es libre de interpretación porque al final no hay una dramaturgia en concreto. Sí existe una realidad que es mundial y cada uno visualiza, por ejemplo el empoderamiento de la mujer, de una manera. Nosotros lo escenificamos en una montaña de tierra con una rama, donde ella se corona en lo más alto del escenario. Es un espectáculo libre de razonamiento, porque es bonito que también la gente pueda venir a disfrutar de una pieza sin ninguna medida de pensamiento, que sea su propio pensamiento el que cree la pieza.
– ¿Se puede hablar de un flamenco contemporáneo?
– El flamenco es como todo en la vida, va evolucionando y creciendo; y eso marca que está vivo. No lo interpretaría como un flamenco contemporáneo, sino como un flamenco de la hora, del momento.
– ¿Y cómo se hace para no perder la esencia, su rasgo tan identitario?
– Bueno, porque al final eres consciente de dónde vienes, hacia adónde vas y lo que quieres conseguir… No te debes sentir mal por descubrir cosas nuevas dentro de tu forma de bailar.
– ¿Esa flexibilidad ha contribuido a la expansión del flamenco en el mundo?
– Creo que el flamenco es un arte que lleva conquistando el resto del mundo porque es un lenguaje universal, no hace falta entender más o menos, sino que hace falta convivir con él, saber que son emociones. Y por eso y por la garra que tiene sigue creciendo y sigue acercando a mucha gente.
– En lo personal. ¿Qué saca de vos, qué moviliza?
– El flamenco se convierte al final en algo que uno mismo demuestra según vive, no lo debe proponer sólo como flamenco, sino mostrar a través de un sentimiento. Y los sentimientos son libres y están expuestos mundialmente… Es no juzgarte y no pensar en lo que alguien pueda opinar, sino abrirte en cuerpo y alma y dejar que tu cuerpo guíe la pieza… No ponerle barreras, al mundo no hay que ponerle barreras, porque cuantos más muros le pongamos, más pequeño se nos hace.
– ¿Cuando te plantás en el escenario, qué buscás?
– Quiero que la gente pueda disfrutar, quiero que la gente sepa compartir, quiero que la gente se lleve un bonito recuerdo, quiero que la gente se haga preguntas y sepa que hay una relación entre lo humano y lo artístico, que hay muchas emociones en una pieza y que cada uno que nos subimos al escenario estamos dispuestos a desnudar nuestras almas y compartirlas…
– ¿Y qué te llevás vos de cada lugar?
– El cariño del público. Y en San Juan he creado una familia con los artistas con los que conviví y con la gente del teatro… La residencia hizo que lo humano haya perdurado en este tiempo, en el que hemos seguido hablando, tengo un chat de bailarines que participaron, con los cuales estamos muy emocionados de volver a encontrarnos. Para mí esta gira y volver a San Juan era una de las cosas que tenía pendientes, tenía que volver y cerrar esa etapa; así que ahí estaré para mostrar Sombra Efímera y desnudarme al cien por cien.
El dato
Sombra efímera II. Sábado 26, 21 hs, Teatro del Bicentenario. Entradas desde $800 a $1.800, en boletería y online: tuentrada.com. Sorteo de dos entradas por las redes del TB (participar hasta el jueves 24 a las 23.59 hs). Masterclass con Guerrero: 26 de marzo. Inscripciones (cupo limitado) hasta el viernes 25 a las 12hs, en www.teatrodelbicentenariosanjuan.org