La elección del jurado. La pantalla del Instituto Karolinska en Suecia muestra las imágenes de los ganadores del Nobel que compartirán un premio de 1 millón de dólares.

 

Aprovechar la capacidad del sistema inmune para atacar las células cancerosas es la clave del descubrimiento de los inmunólogos James Allison, de Estados Unidos, y Tasuku Honjo, de Japón, quienes obtuvieron ayer el Nobel de Medicina 2018. Se trata de revolucionarios descubrimientos sobre cómo emplear y manipular el sistema inmune para combatir el cáncer.

El trabajo de los científicos en los años 90 dio rápidamente paso a nuevas y mejoradas terapias para cánceres como el melanoma y el de pulmón, que eran muy difíciles de tratar con anterioridad.

"Los trascendentales descubrimientos de los dos premiados constituyen un hito en nuestra lucha contra el cáncer", dijo en un comunicado la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska en Suecia sobre el premio de nueve millones de coronas suecas (1 millón de dólares).

Allison y Honjo "mostraron cómo las diferentes estrategias para inhibir los frenos al sistema inmune pueden ser usadas en el tratamiento del cáncer", señaló, agregando que los tratamientos resultantes, conocidos como terapias de inhibidores de punto de control, "cambiaron de manera fundamental los resultados" para algunos pacientes con cáncer avanzado.

Los expertos "demostraron cómo estrategias diferentes para inhibir los frenos del sistema inmunitario pueden ser usadas en el tratamiento del cáncer", explicó el jurado del Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia.

Allison, de 70 años e investigador del "Centro de Cáncer MD Anderson" de Houston, Estados Unidos, comenzó en los 90 a estudiar una proteína llamada CTLA-4, que funciona como un freno que impide que los linfocitos T, un tipo de glóbulo blanco, identifiquen y combatan a determinadas células. Tras descubrir un anticuerpo que podía unir a esa proteína e inhibir su función, quiso averiguar si podía liberar el freno de la célula T y provocar que el sistema inmune atacase las células cancerígenas.

Usando esa técnica pudo curar a ratones con cáncer y, después de sus esfuerzos por desarrollar una estrategia para humanos, logró en 2010 efectos sorprendentes en pacientes con melanoma avanzado.

Honjo, de 76 años y vinculado a la Universidad de Kioto desde 1984, descubrió la PD-1, otra proteína que se expresa en la superficie de los linfocitos T, también impide que ataquen a los tumores.

Según se sabe, una de las propiedades fundamentales del sistema inmunológico es su capacidad de discriminar entre estructuras "propias" y "ajenas", como bacterias, virus y otras amenazas.

Los linfocitos T son esenciales en ese proceso, ya que poseen receptores que se adhieren a estructuras "ajenas", desencadenando una respuesta inmunológica. "Durante más de 100 años los científicos han intentado reclutar al sistema inmune para luchar contra el cáncer", pero "hasta los descubrimientos de los dos premiados los progresos clínicos fueron modestos", resaltó el Instituto Karolinska que repartirá 1 millón de dólares entre los ganadores.