En Nochebuena y en Navidad hay muchas cosas por las que se puede brindar o pedir a Dios, invocando su protección. Generalmente se brinda por la salud, la alegría y la felicidad de las familias, también por las oportunidades de progresar o por haber alcanzado determinados objetivos ya sean personales o grupales. Respecto de los pedidos a Jesús -que cada año renace en esta fecha, con un mensaje de paz y amor- además del pan y el trabajo, que siempre ocupa un lugar especial, en esta ocasión hay un pedido común que estará presente en la mayoría de las mesas. El anhelo de un país en armonía, en el que todos los sectores de la comunidad se encuentren con el propósito de contribuir, cada uno desde su sitio, con el engrandecimiento de la patria.

No se trata de un simple deseo o de un requerimiento más, se trata de un pedido profundo que nace de observar la realidad que afronta el país.

Todos estamos preocupados por la falta de entendimiento y buena voluntad de algunos sectores que no están contribuyendo de la mejor manera, con el esfuerzo que se precisa para sacar el país adelante.

La falta de armonía se observa en distintos aspectos; cuando no se aprovecha el diálogo que se está ofreciendo en varios sectores o cuando la intolerancia gana terreno para hacer que no se logre nada y se tenga que volver a empezar de nuevo, perdiendo tiempo y esfuerzos.

Necesitamos la protección de Dios y Jesús, para que los argentinos nos encontremos de una buena vez, con el claro objetivo de fortalecer las bases democráticas de la Nación, para asegurar este sistema de gobierno, y no vivir con la zozobra de que, en cualquier momento, se pueda atentar en contra de este bien logrado con tanto esfuerzo.

En esta Navidad debemos pedir al Niño Dios que nos ayude a vivir bajo su protección todos como hermanos y dando testimonio de confianza y seguridad de que al país le irá mejor. Debemos tener una actitud positiva en vez de inspirar pesimismo, tristeza, psicosis y miedo, emociones que no nos llevan a superar la adversidad.

Debemos tener confianza de que Dios estará siempre con nosotros y que nos guiará por el mejor camino para alcanzar esa armonía que no está haciendo falta.

Pidamos la protección divina para superar todos los obstáculos pero, también, comprometámonos a hacer nuestro aporte para que la Argentina se convierta en la patria que todos anhelamos.