Varias veces escuché en casa el refrán: "la unión hace la fuerza". También decía mi abuela: "Si la familia está unida todo sigue bien". ¡Cuánta verdad…! ¿no? Hoy nos toca vivir un nuevo tiempo, tiempo de cuarentena y confinamiento, de espera, de parar, de reflexionar; como dice Feuerstein "un minuto, déjame pensar". Pero… ¿pensar en qué? Transitar este nuevo tiempo donde "el de repente" limitó nuestro accionar en el mejor refugio: "nuestros hogares", como sean o como estén, de acuerdo a cómo los hayamos construido. Y es allí donde se genera un nuevo encuentro de la madre con los hijos, o del padre con los hijos, de esposos o parejas, entre hermanos y tantas diversidades, así vamos pasando de un "yo" a un "nosotros", encontrándonos en la pequeña comunidad que es la familia.

Y… ¿con la educación? …¿qué hacemos? De crear escuelas para padres, espacios para que los padres expresen dificultades con los hijos hemos pasado a una situación inversa.

Antes de la pandemia, la escuela fue cumpliendo un rol de contención y hoy, tiene que salir virtualmente a conectarse con sus estudiantes, ya que la casa se convirtió en escuela, en el espacio para aprender, para generar nuevos aprendizajes que deben ser guiados conjuntamente en casa, con nuevos mediadores que son los padres, hermanos, pero también tíos, primos, abuelos por video llamadas: de repente el saber se transforma en aprendizaje colaborativo, en el que todos aprendemos ayudando y dejándonos ayudar.

Hay una frase de Edgar Morín que me atreví a transformarla en pregunta ¿Cómo navegará la educación en un océano de archipiélagos de certeza? Y la pregunta tiene respuesta…¡por internet!, por el mundo virtual que hoy nos permite compartir experiencias, miradas, palabras, ideas, tratando de acomodarnos, según Piaget, a nuevos aprendizajes; saliendo de nuestra zona de confort o tomando a Vygotsky zona de desarrollo real, para adentrarnos a lo próximo y estimulando el potencial que cada uno tiene. Y hoy nuestros andamios son visibles y cercanos, son virtuales y reales.

Y ¿cuál es el llamado a la solidaridad?… a los docentes, educadores, pedagogos y toda persona que se cuestiona, hoy considero que no necesitamos recetas, ni pasos, sino acomodar semejante perturbación o crisis, a nuestra nueva forma de vivir. Y así viene a mi memoria una frase… "si la unión hace la fuerza" cómo podríamos unificar materias o propiciar un trabajo integrado donde se unan saberes, donde relacionemos más en vez de dividir o separar. De esta manera estaríamos aprendiendo estrategias que permitan aprender las relaciones mutuas y las influencias recíprocas entre las partes y el todo en un mundo complejo, como dice Edgard Morín. 

Para finalizar y hago eco de las palabras de Morín quien sostiene "la inteligencia que sólo sabe separar quiebra la complejidad". Animémonos a unir escuela y familia desde la permanencia en casa hasta la permanencia en la navegación haciendo un trabajo conjunto y paulatino. No dividamos más saberes, sólo integremos. Si escribir un texto instructivo como por ejemplo una receta de cocina, me lleva al mundo de la lengua, de la matemática, de la historia, de la química, de la ética y de la convivencia, entonces estamos aportando al trabajo colaborativo que cité al principio donde sabremos reconocernos todos, como importantes en esta sociedad donde la misma naturaleza nos está invitando a un cambio radical. Animémonos, fortalezcamos el yo para ser un nosotros.

Educación del futuro

Edgard Morín en su libro los siete saberes necesarios para la educación del futuro, dice: "La educación debe no sólo contribuir a una toma de conciencia de nuestra Tierra-Patria, sino también permitir que esta ciencia se traduzca en la voluntad de realizar la ciudadanía terrenal. El desafío de la globalidad es un desafío de la complejidad".

 

Por María Fernanda Fonzalida
Lic. en Psicopedagogía