Se cumplen 20 años de "Esperando el milagro" (una icónica canción creada en 2003) y es el núcleo temático que tiene este tour por el país que realiza Las Pelotas y el motivo de su llegada a la provincia. Con mucho tiempo, giras y recitales realizados, Germán Daffunchio, la cara visible de la banda heredera del sonido de Sumo, habló con este medio sobre la experiencia del reencuentro que espera el grupo con el público sanjuanino. Además, el guitarrista habló sobre cómo atraviesa un momento de disfrute y sabiduría; qué representa el éxito musical y cómo está la escena del rock argentino hoy.
– ¿Qué sensaciones tienen, después de tantos años, con volver a San Juan?
– Para nosotros es un acontecimiento especial. Nos gusta ir cada vez que se concreta la oportunidad, única, donde nos conectamos con gente que nos quiere y que la pasa bien con nosotros. Cada encuentro que tenemos es único e irrepetible. Porque lo vivimos con mucha intensidad y si la gente vibra a la par nuestra de la misma manera, nos hace felices. Nuestro amor por Cuyo es real, nos encanta estar en San Luis, Mendoza y San Juan.
– Hace 20 años atrás, los jóvenes que asistieron a sus recitales volverán a verlos ya siendo padres. ¿Qué les hace pensar de este fenómeno?
– Lo vivo con mucho orgullo. En el mundo del espectáculo, cuando te convertís en un éxito generacional para un grupo específico de personas, corrés el peligro de ser pasajero. En nuestro caso, que llegue gente mayor, jóvenes y niños juntos, es algo que nos da felicidad, porque nuestra música no sólo es para una generación, sino para todo el mundo.
– ¿Cuál es la idea del éxito que concebís?
– El éxito va de la mano de la guita. Habría que ver qué significa el éxito para cada uno, o cómo lo considera. El éxito es un invento del ser humano para sentirse feliz. Dependerá de cada uno cómo lo entienda. En el ámbito de la música, el éxito estuvo unido a la idea de cuántos discos vende una banda o la cantidad de aparatos puestos para generar dinero. Hay muchas bandas que existen y poca gente las conoce. Por ahí, quizás, para esas personas, el éxito sea que se sostengan tocando, aunque no les importe que nadie los conozca. Quizás el éxito sea hacer lo que a uno le gusta a pesar de todo. El mundo no es solamente hacer dinero. El fenómeno curioso que sucede hoy, es que con 50 millones de visitas y un día parece que terminás siendo rico. Para mí, el éxito para un artista de verdad es estar vivo.
– Desde el último Cosquín Rock y de otros festivales hasta la fecha, ¿qué destacás de la escena rockera argentina?
– Los que vivimos en el principio de los grandes shows en Argentina, eran absolutamente caóticos, tocábamos para un reducto de 200 personas y siempre teníamos problemas con la policía. Actualmente, el rock se volvió masivo y también, los festivales se transformaron en meganegocios, pero también exigentes y programados. Aunque haya que adaptarse a estas situaciones, por suerte todo ha salido a la luz y lo veo como un avance. Ahora, respecto al futuro, me parece todo muy incierto.
– ¿Para los músicos jóvenes se ha vuelto más fácil producir?
– Cualquiera si se lo propone, puede generar un tema exitoso. Está buenísimo que la tecnología haya avanzado y con una computadora en tu casa podés hacer todo. Es una herramienta que ayuda, si la hubiéramos tenido en la época de Sumo, nos hubiera venido muy bien. Pero el artista debe buscar algo más. Quiero ver hasta qué punto pueden seguir sosteniéndose los efectos de voz tanto tiempo. Con el Autotune pueden hacer lo que sea, pero algún día van a tener que cantar. Si hacés canciones pensando en los gustos de la gente, cag… Primero tenés que hacer en lo que sentís o pensás. Luego si te alaban o te put…, es parte del juego. De todas formas, la verdad pasa por las grandes empresas que recaudan mucha guita del negocio del arte. El músico no es un negociante, no tiene habilidad comercial, pero los artistas son proclives a ser estafados y estar rodeado de gente que quiere sacarte plata de todo lo que hagas. Hoy los artistas son condenados a una aplicación que lucra con su música.
– Falta que también el músico termine convirtiéndose en una mercancía más.
– Bueno es eso, es la problemática que tendremos en el futuro. La música se terceriza y el artista es el que menos gana. Y también hay músicos-objeto que alimentan eso. Hasta cuánto querés ser parte de la sociedad de consumo y si querés vender o no tus principios. En nuestro caso, Las Pelotas nunca se vendió y siempre dijo lo que siente.
– ¿Con los años se volvieron más sabios?
– Si algo me dan los años, es sabiduría. Cuando éramos más jóvenes no nos preocupábamos por estas cosas, pero en este presente, el hecho de seguir tocando, nos da una felicidad indescriptible. Por eso cuando lleguemos a San Juan, será una parte de nuestra vida que dejaremos en el escenario.
– ¿Cómo te gustaría que seas recordado en el futuro?
– La verdad, no me interesa lo más mínimo. Importa que me vaya del mundo sabiendo que todo lo que sentí e hice, fue verdadero, que nunca fui cómplice en hacer cosas que no me gustaron. Desde chiquito, siempre pensé que en el mundo rige un sistema que es una porquería y toda la vida estuve peleando contra algo horrible. En el mundo, hay mansos y no mansos. Están los que agachan la cabeza y otros que nunca aceptarán la injusticia. Yo estoy en los últimos. Por eso cuando me vaya, no me interesa que me recuerden, quiero irme con la conciencia en paz.
DATO
LAS PELOTAS. Viernes 21 de abril a las 21.30hs. en Hugo Espectáculos (España 70 sur). Entradas: $5.000. Anticipadas: www.masticket.com