El misterioso campamento en el que encontraron a cinco islamistas y 11 nenes en condiciones miserables en Nuevo México sigue revelando su horror. Los chicos eran obligados a lavar el cuerpo de otro nene de 3 años muerto.
Se trataba del pequeño Abdul-Ghani. El nene había sido secuestrado por su padre, Abdul Wahhaj, en noviembre de 2017 en Georgia, según había denunciado entonces la madre del pequeño. No se sabe si el campamento del terror los menores son todos hermanos o si algunos son primos.
Abdul Wahhaj, el padre del pequeño de 3 años, estaba convencido de que el chiquito, que padecía epilepsia y sufría convulsiones, estaba "poseído" por un demonio. Para exorcizarlo, lo sometía a largos rituales de "sanación" que podían durar hasta cinco horas cada día.
Según el diario íntimo de la mujer de Wahhaj, Jany Leveille, Abdul Ghani murió el 24 de diciembre. "El niño se veía extremadamente exhausto, mientras su padre recitaba el Corán", escribió en su agenda. Luego precisó que su corazón "iba y venía".
"Sin embargo, después de conversar con Allah, le aseguré a él que no tuviera miedo, que eso era quizás solo una ilusión", escribió la mujer en el documento que analiza la Justicia.
Una vez que el nene murió, Wahhaj realizó actos religiosos para tratar de "revivir" a su hijo, aseguró el canal Univisión. "Abdul-Ghani lloraría y sus ojos volverían a su cabeza", decía. Y obligaba a los 11 nenes de entre 1 y 15 años que vivían en el campamento a lavar el cadáver de Abdul-Ghani una vez por semana al principio, y luego una vez cada dos días. Incluso, la práctica era usada como castigo si los niños no se portaban bien, según declararon algunos de los nenes ante la Justicia.
Finalmente, el cuerpo del chico fue enterrado en algún lugar del campamento y encontrado en estado de descomposición avanzado por la policía.
Según el FBI, por la forma en la que los niños describieron la muerte del menor, se cree que lo que llevó al deceso fue una convulsión: "Los rituales se realizaron hasta que se le salió espuma de la boca y se desmayó". En el cuerpo del niño no se encontraron rastros de medicamentos, lo que coincidiría con el testimonio de la madre, que advirtió que el padre no se llevó las medicinas que Abdul Ghani tenía que tomar cuando lo secuestró.
En el campamento vivían cinco adultos junto a los chicos. Dos hermanas de Wahhaj, el marido de una de ellas, así como la pareja de Wahhaj. En el lugar también encontraron armas y las autoridades investigan si entrenaban a los nenes para cometer atentados.
Los cinco adultos fueron acusados de abuso infantil -y en el caso de Wahhaj y Leveille de abuso infantil resultante en la muerte de un menor- y están detenidos en la cárcel del condado de Taos, informó el canal local KRQE.