Señor director:
Resido en el sector oeste del Gran San Juan, precisamente en el departamento Rivadavia, y debo confesar que cada vez me siento más afectado por la gran cantidad de reductores de velocidad que colocan en las calles más transitadas. Comprendo que muchas veces es una alternativa a la que se recurre para evitar los accidentes de tránsito y que muchas personas los piden ante la disyuntiva de que haya un accidente grave o tener que soportar la incomodidad del reductor de velocidad. Pero creo que hayan otras formas de evitar los accidentes sin tener que recurrir a este recurso que no solo es incómodo para los que conducimos, sino que atenta contra la integridad de los autos y que también pueden ocasionar accidentes cuando no están bien señalizados y uno se los encuentra por sorpresa.
Ojalá los propios automovilistas tomen conciencia de los que representa la velocidad y la reduzcan por voluntad propia, para evitar que las autoridades dispongan la colocación de estos reductores que hacen poco placentero la circulación por determinados lugares.
Joaquín Jiménez DNI 13.027.771