"Contundentes" son los indicios que llevan a pensar al juez Juan Pablo Ortega que Jenifer fue engañada.

 

Consiguió el pasaporte sin que nadie lo supiera y, encima, cuando el cartero llegó a entregarlo a su casa de Rivadavia, en marzo pasado, le dijo a su familia que era de una amiga. Tampoco avisó que a través de las redes sociales había conocido y era "novia" de un tal "Tomás Lezcano Pérez", radicado en México, ni siquiera a su mejor amiga o a su hermana que, de casualidad, supo que ese "noviazgo" llevaba ya dos años, según le dijo el propio sujeto. La inesperada derivación de esa relación tan secreta y oculta encarada por Jenifer Villarroel (19), ocurrió el último miércoles: a primera hora de la mañana, alrededor de las 8.30, le dijo a su mamá que iba por la escuela EPET Nº2 a retirar un certificado y luego a la Facultad de Arquitectura a rendir un examen, pero a las 20,48 de ese miércoles abordó un avión rumbo a México. Y desde ese día no fue posible comunicarse con ella, por ninguna vía.

Disposición. El juez federal Leopoldo Rago Gallo estaría dispuesto a retomar la investigación para dar con la joven.

El intensivo rastrillaje iniciado entonces por el juez provisoriamente a cargo del Primer Juzgado Correccional, Juan Pablo Ortega, lo llevó anoche a concluir que la chica no cometió ningún alocado escape amoroso para ir a ver a "Lezcano Pérez" y que, por el contrario, pudo ser blanco de una red criminal de trata de personas.

Por eso anoche se declaró incompetente y le pasó el caso al juez federal Leopoldo Rago Gallo. También le comunicó su decisión al fiscal Roberto Mallea, quien la compartió, dijeron fuentes judiciales.

La escasez de dinero para costearse un pasaje a México. Que no llevara ropa interior ni otra muda de vestimenta, ni siquiera para impresionar a su pareja mexicana como era de esperar. Que se manejara con total secreto. Que ese sujeto le dijera a su hermana que hacía dos años que estaban de "novios" y que luego la bloqueara de sus contactos. Que le pidiera a esa hermana no decir nada y que nunca expusiera una foto suya en su perfil, fueron para el juez Ortega, algunos de los indicios más que suficientes y contundentes para sospechar que la chica fue engañada y captada por una red criminal de trata de personas.

Villarroel (19) se fue con lo puesto a México.

"No me cabe más que entender que, con la premura que el caso ha receptado de este juzgado, con la batería de pruebas que se han recolectado y los indicios surgidos de la escueta e intensa investigación, tengo la más íntima convicción, aunque mi corazón anhele otro sentimiento, que no estamos frente a una desaparición normal y habitual de una actitud impensada de una adolescente", dijo Ortega en su fallo.