La fragata británica Antelope se hundió al estallar una bomba procedente de un ataque argentino.

Un increíble episodio, que parece sacado de una película, ocurrió en el marco de la guerra por las Malvinas, llamado "Operación Algeciras”, que en su momento lógicamente no se conoció. Fue una misión secreta, algunos historiadores la comparan con operaciones ocurridas en la Segunda Guerra Mundial, llevada a cabo por un grupo de especialistas -hombres ranas- cuyo objetivo era dañar embarcaciones de guerra a Gran Bretaña estacionadas en otro punto bajo su dominio colonial: el peñón de Gibraltar. Allí destruirían con poderosos explosivos algún buque o los buques.

Algeciras, se ubica en la ciudad española homónima, y pertenece a la provincia de Cádiz. Es un punto estratégico, pues se sitúa en el estrecho de Gibraltar, sitio de contacto entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico. Fue el contralmirante de la Armada Argentina, Eduardo Giriling, en ese entonces a cargo del Servicio de Inteligencia Naval, el ideólogo del plan. Parece ser que esta idea la tenía en su mente desde mucho antes del conflicto, cuando se desempeñó como agregado naval en Francia. En esa instancia advirtió que el puerto militar de Gibraltar, usurpado por Inglaterra, era asequible a un ataque con buzos desde la costa opuesta de Algeciras. Cuando se inició aquella triste guerra para los argentinos, este personaje, le expuso su plan al entonces almirante Jorge Anaya, el cual lo consintió, con la sola advertencia o condición de "no comprometer al Gobierno español”. Girling constituyó un conjunto de individuos, buzos especialistas. Lo llamativo es que fueron en su mayoría exmontoneros, operando ahora como voluntarios, entre ellos Máximo Nicoletti, jefe táctico del grupo de buzos, Nelson Latorre y otro apodado "el Marciano”. Nicoletti era experto en sabotajes, por ejemplo en 1975 capitaneó con otros integrantes de la agrupación Montoneros, colocando un artefacto explosivo en un buque de guerra de la Armada. Fue capturado, y luego marchó al exilio. El tema de los vínculos entre ellos, con jefes de la Marina de Guerra, en realidad da para otra nota, incluso de investigación.

El grupo en cuestión, marchó en distintos vuelos rumbo a Gibraltar, munidos de pasaportes falsos. Allí se camuflaron de inocentes turistas, interesados en la actividad pesquera. Luego en una prolija tarea de inspecciones, se dirigieron a la Embajada Argentina, con el objetivo de recibir los explosivos, esto sucedía más o menos el 15 de abril de 1982. La operación estaba en marcha, pero las circunstancias le resultaron adversas. Tenían ya el objetivo identificado, advirtiendo además la nula vigilancia que suponían habría en una serie de torres, situadas en el acceso a la zona del antepuerto. Luego de una serie de órdenes y contraórdenes dadas desde Buenos Aires en relación al rumbo que seguía la política exterior argentina, se decidió arremeter contra una fragata inglesa. El ataque sería el 31 de mayo. Pero como dijimos algo pasó. Esto fue la detención del grupo por parte de la Policía española. Esta detención fue por motivos ajenos a la operación. Lo cierto es que fueron detenidos, tratados muy bien y finalmente mirados con simpatía, pues España también era y es víctima del coloniaje inglés. Las cargas explosivas fueron confiscadas y el grupo regresó en un vuelo regular a su país de origen. Así quedaron las cosas, no trascendieron hasta años después.

 

Por el Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magister en Historia