En la casa rodante que usaba en los viajes cuando iban a competir. En los hoteles donde se alojaban. En su gimnasio o en su local de ropa deportiva en Villa Crespo. En cada uno de esos lugares, Carlos Filippa, exentrenador de la selección nacional de taekwondo aprovechó para hacer fotos y videos de sus alumnos en situaciones sexuales explícitas, y luego divulgarlas a través de un grupo de Whatsapp. Así lo descubrieron el día que secuestraron los soportes informáticos en los que estaba ese material prohibido, pero los pesquisas también encontraron un arma de fuego para la cual no tenía autorización de tenencia. Por eso fue que, al cabo de un juicio oral que comenzó el 25 de abril pasado, Filippa terminó con una nueva condena de 4 años de cárcel por el delito de producción y distribución de representaciones sexuales con menores de 18 años (los niños tenían entre 13 y 17 años).
Pero ahí o terminan sus problemas, pues Filippa ya registraba una condena de 8 años y 6 meses de cárcel por los abusos gravemente ultrajantes cometido contra uno de esos menores que llegaban en busca de clases con fines deportivos. La unificación de ambas condenas puede significarle ahora cumplir una pena única de al menos 12 años de cárcel.
El veredicto llegó tras una extensa investigación en la cual varios exalumnos del condenado testificaron en su contra. Las pericias practicadas a las víctimas fueron otra evidencia que lo complicó.