Esteban "Wilo" Pacheco (26) mantendrá la misma posición desde que quedó preso: nada dirá ante el tribunal de Sala III de la Cámara Penal, sobre la gravísima acusación que pesa en su contra, la de haber matado de cuatro puntazos a su expareja y madre de su hija, Leila Rodríguez (24), dijeron fuentes judiciales.
Ayer comenzó el juicio oral con la lectura de la extensa acusación fiscal, y ese trámite podrá concluir hoy. Luego, el imputado podrá defenderse con su versión de los hechos ante el fiscal Daniel Galvani, el abogado de la parte querellante, el defensor oficial Marcelo Salinas, y los jueces Eugenio Barbera, Silvina Rosso de Balanza y Maximiliano Blejman. Pero Pacheco se abstendrá, como lo hizo a lo largo de todo el proceso, esta vez por consejo de su defensor Milenko García, indicaron.
Pacheco y Leila habían mantenido un largo noviazgo hasta que decidieron convivir, pero juntos bajo un mismo techo y con una hija en común, la relación no funcionó y tres meses después ella volvió con sus padres.
Según la acusación, desde entonces el vínculo se limitó a la nena. Pero los problemas entre ambos retomaron impulso cuando él dejó de pagar la cuota alimentaria y ella judicializó su reclamo, para que cumpla y para que le fijen un régimen de visitas.
Las cosas empeoraron a tal punto que el 26 de junio de 2018, mantuvieron conversaciones y un largo cruce de mensajes, al menos de parte de él (mandó 42, consta en el expediente) que se cortaron sobre las 22.20, cuando ella, que acababa de llegar de un cumpleaños, le avisó a su hermana que salía y volvía rápido.
Pero esa noche no volvió. Al otro día, alrededor de las 16, la encontraron muerta en una acequia tapada con ramas al costado de un callejón muy transitado, cerca de su casa en el Lote Hogar 55, en Ullun. Una prueba de ADN sobre sangre que hallaron en su rostro y restos en sus uñas, demostró que era el perfil genético de Pacheco. Ella lo había rasguñado antes de morir.